Asamblea
General de las Naciones Unidas: Palabras de la Presidenta de la Nación
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PALABRAS DE
LA PRESIDENTA DE LA NACIÓN CRISTINA FERNÁNDEZ DE KIRCHNER, DURANTE UNA LA
ASAMBLEA GENERAL DE NACIONES UNIDAS, DESDE NUEVA YORK, ESTADOS UNIDOS.
24 DE SETIEMBRE DE 2014.
Querida
presidenta, querida compatriota; señoras y señoras jefes y jefas de la
distintas delegaciones, que conforman Naciones Unidas: quiero dirigirme a
ustedes en un momento muy particular no solamente del mundo, sino también de
mi país, quiero comenzar reflexionando sobre las palabras con que abrió esta
Asamblea, número 69, su secretario general, el señor Ban Ki-Moon, repasó
parte o gran parte de los problemas, de las tragedias, de las calamidades que
hoy conmueven al mundo y creo – si mal no recuerdo – que textualmente afirmó
que “estás turbulencias – así las definió – que hoy sacuden al mundo ponen en
peligro la multilateralidad”.
Yo creo
sinceramente que gran parte de los problemas que hoy tiene el planeta, en lo
económico y financiero, en materia de terrorismo y de seguridad, en materia
de fuerza e integridad territorial, en materia de guerra o de paz se debe
precisamente a lo contrario, a la ausencia de una multilateralidad efectiva,
concreta y democrática.
Por eso,
quiero especialmente, hoy, comenzar agradeciendo y felicitando a esta
Asamblea General por la sanción de la resolución, número 68/304, que se
produjera, el pasado 9 de septiembre, por la cual se decidió, por fin, por
amplia mayoría de 124 votos positivos abocarse, esta Asamblea, a la
construcción de una Convención Multilateral, que genere un marco jurídico
regulatorio, en materia de reestructuración de deudas soberanas, de todos los
países. (APLAUSOS). Una tarea que nos debíamos, yo he concurrido a estas
Asambleas, desde el año 2003: primero, como Senadora; luego – a partir del
año 2007 – como Presidenta y siempre veníamos reclamando la reformulación de
los organismos de los Consejos de Seguridad, como también del Fondo Monetario
Internacional. Partíamos de la experiencia de lo que le había sucedido a la
República Argentina, mi país, hoy me atrevo a decir en este contexto
internacional y global, mi país, la República Argentina es un triple leading
case en materia económica financiera; en materia de terrorismo y seguridad y
también en materia de fuerza e integridad territorial.
En lo
primero, en lo que hace a una crisis económica y financiera, que se disparó
para el resto del mundo, a partir del año 2008, y que aún persiste y que
ahora comienza a amenazar a las economías emergentes, quienes hemos sostenido,
durante la última década, el mayor crecimiento económico. Me refiero que esa
crisis, del año 2008, mi país la vivió en el año 2001, cuando se produjo el
default de deuda soberana más importante del que se tenga memoria. En aquel
momento, la República Argentina había logrado con la anuencia también de los
organismos multilaterales, porque cuando se debe, señores, el 160 por
ciento del PBI, la culpa no es solamente del deudor, sino también de los
acreedores.
Y desde la
dictadura, del 24 de marzo de 1976, pasando por la etapa del neoliberalismo,
en la cual la Argentina era presentada como una alumna dilecta en las
asambleas del Fondo Monetario Internacional, finalmente acumuló una deuda sin
precedente, que la hizo implosionar, no sólo en términos económicos, sino
también en términos políticos. Llegamos a tener cinco presidentes, en una
sola semana. Allí nadie se hizo responsable de lo que había pasado en la
Argentina, nuestro país tuvo que arreglarse como pudo y en el año 2003, un
Presidente - que había llegado al gobierno únicamente con el 22 por ciento de
los votos – a los pocos meses de asumir se presentó, en esta Asamblea, y
sostuvo que era necesario generar un modelo de crecimiento y desarrollo para
el país, para que la nación pudiera hacer frente a sus deudas. Porque sostuvo
– en una metáfora más que interesante – que los muertos no pagan sus deudas y
que es necesario que los países puedan vivir, desarrollarse y que ese nivel
de deuda – vuelvo a repetir- 160 por ciento del PBI – no era solamente
responsabilidad del país; que asumíamos como país el haber adoptado políticas
que nos habían impuesto; que asumíamos nuestra responsabilidad, pero que
también pedíamos y pretendíamos que los organismos multilaterales, como el
Fondo Monetario Internacional y los propios acreedores, que había prestado a
tasas usuarias, en aquel momento, y se les reconoció hasta el 14 por ciento
en dólares, a quienes depositaban en la República Argentina, también
asumieran parte de la responsabilidad de ese endeudamiento.
Y ese hombre,
que asumió con el 22 por ciento de los votos; el 25 por ciento de
desocupación; con el 54 por ciento de pobreza y 27 por ciento de indigencia;
sin educación; sin salud; sin seguridad, al cabo del tiempo con un modelo de
desarrollo y crecimiento, pudimos no solamente generar millones de puestos de
trabajo, millones de nuevos incluidos en el sistema previsional, jubilados y
pensionados; generar una participación de 6 puntos del Producto Bruto,
destinado a la educación; destinar ingentes sumas de dinero a la infraestructura
del país, en materia de caminos, escuelas, centrales nucleares, centrales
hidroeléctricas; generación de redes de agua, de gas de electricidad, que hoy
cruzan todo el país, en un proceso de inclusión social sin precedentes, que
nos hizo reducir la pobreza y la indigencia a un solo dígito y que hoy el
propio Fondo Monetario Internacional reconoce, que el crecimiento económico,
realizado por la Argentina – entre el año 2004 y 2011 – es el tercero, a
nivel global, en calidad de crecimiento; solamente superados por Bulgaria y
por China, siendo –en la región latinoamericana – hoy el de mejor calidad de
crecimiento y también el de mejor poder adquisitivo del salario de nuestros
trabajadores y del mejor ingreso previsional.
Y todo esto
lo hemos logrado, también, haciéndonos cargo de la deuda, que otros
generaron. Porque bueno es también recalcarlo, que nuestros gobiernos no
fueron los que declararon el default, tampoco fueron los que lo endeudaron,
fuimos – sencillamente – los que nos hicimos cargo, como correspondía y
pagamos, desde el año 2003 a la fecha, más de 190.000 millones de dólares.
Repito la cifra: más de 190.000 millones de dólares porque reestructuramos la
deuda defaulteada con el 92, 4 por ciento de los acreedores, en dos canjes de
deuda: uno, el que realizó el Presidente Kirchner, en el año 2005; otro, el
que realizó esta Presidenta, en el año 2010. Lo cierto es que logramos que el
92,4 por ciento de los acreedores de la Argentina regularizaran su situación
y desde allí se comenzó a pagar regularmente. No solamente allí, sino que
también pagamos totalmente la deuda con el Fondo Monetario Internacional, que
venía sosteniéndose con bicicleta financiera permanente, a través de los
denominados stand by y pudimos cancelar también la deuda con el Fondo
Monetario Internacional.
También, hace
pocos meses, concluimos la negociación de una deuda, que databa del año 1956,
con el Club de París. Para que ustedes tengan una idea, esta Presidenta tenía
tres años cuando esa deuda comenzó a generarse, y el ministro de Economía de
mi país, que discutió la reestructuración y la renegociación de esa deuda con
el Club de París no había nacido, en el año 1956, y sin embargo llegamos a un
acuerdo con 19 ministros de Economía, de la Unión Europea, para finalmente
reestructurar la deuda y ya pagamos la primera etapa, de 642 millones de
dólares. Tampoco termina allí, logramos también regularizar la situación de
los juicios del CIADI, en el Banco Mundial, juicios que realmente habían
comenzado, no por actos o acciones cometidos, durante nuestros gobiernos,
sino por acciones de gobiernos anteriores, que terminaron demandándose ante
el tribunal, del Banco Mundial, también allí lo solucionamos, como también
llegamos a un arreglo con Repsol, cuando decidimos recuperar el control de
nuestros recursos energéticos y expropiamos el 51 por ciento de las acciones
de la empresa petrolera, también reestructuramos esa deuda y llegamos a un
acuerdo.
Todo esto lo
hemos hecho, además, con recursos propios, sin acceso al mercado de
capitales, porque la Argentina – producto del default, del año 2001 – tenía
vedado el acceso a los mercados de capital. Fíjense ustedes, un proceso de
inclusión social sin precedentes y por qué digo sin precedentes. Sé que
algunos en mi país dirán que hubo durante de la década de los cincuenta,
procesos de inclusión similares, pero ¿saben cuál es la diferencia?, que
nosotros ese proceso de inclusión lo iniciamos desde la bancarrota total y
absoluta, en pleno default. Logramos remontar el default, logramos incluir a
los argentinos, logramos crecimiento social con inclusión, logramos
desendeudarnos y hoy, además, tenemos una ratio de deuda de las más bajas del
mundo.
¿Y dónde está
el otro leading case del que quería hablarles? Lo que pasa ahora, con la aparición
de los denominados fondos buitres. No es un término acuñado el de los fondos
buitres por ningún líder populista sudamericano, tampoco es un término
acuñado por ningún gobernante africano, pese a que los países del África
también han sido grandes víctimas de estos fondos buitres. Uno de los
primeros dirigentes, a nivel global, que los mencionó fue en esta Asamblea,
en el año 2002, el entonces primer ministro inglés, Gordon Brown, puede estar
la versión taquigráfica para ser controlada y registrada, donde los mencionó
como algo indigno moralmente que restan esfuerzos a todos los países para
hacer frente a los verdaderos problemas de la pobreza, de la salud y la
educación. Y hoy, Argentina con la complicidad del sistema judicial, de este
país, está siendo acosada por estos fondos buitres.
¿Quiénes son
estos fondos buitres? El 1 por ciento de los que no entraron a la
reestructuración que hicimos en el 2005. No podían entrar porque recién
habían comprado bonos, en el año 2008. Ustedes saben son fondos que se
especializan - su nombre así lo indica- en comprar fondos o títulos de países
que han defaulteado su deuda o están próximos a hacerlo para, luego, no ir a
reclamárselo al país, sino entablar juicios en distintas jurisdicciones y
obtener ganancias exorbitantes.
Yo no
hablaría de ganancias, porque lo que se le ha reconocido a ese 1 por ciento
en un juicio aquí, en la jurisdicción de Nueva York, ha sido un tasa de 1.608
por ciento, en cinco años, en dólares. Díganme ustedes, si hay alguna
empresa, si hay algún emprendimiento, algún inversionista que logra una
rentabilidad en dólares, de más de 1.600 por ciento, apenas en 5 años. Por
eso, el nombre de fondos buitres y hoy están obstruyendo el cobro de quienes
confiaron en la Argentina, de ese 92,4 por ciento y por eso yo celebro que
esta Asamblea haya tomado el toro por las astas y espero que, entre este año
y el próximo, antes que se celebre nuevamente la Asamblea General del 2015,
hayamos podido construir, porque de eso se trata: de un ejercicio de multilateralismo
activo y constructivo, hayamos podido arribar a ese marco regulatorio de
reestructuración de deuda soberanas para que ningún otro país, le pase lo que
hoy le está pasando a la Argentina, un país que tiene capacidad de pago,
voluntad de pago y que va a pagar su deuda, pese al acoso de estos fondos
buitres. (APLAUSOS). Fondos buitres que además amenazan y hostigan con
acciones sobre la economía de nuestro país, provocando rumores, infamias y
calumnias desde lo personal hasta lo económico y financieros, de modo tal de
actuar como verdaderos desestabilizadores de la economía, casi una suerte de
terrorismo económico y financiero.
Porque no
solamente son terroristas los que andan poniendo bombas, también son
terroristas económicos los que desestabilizan la economía de un país y
provocan pobreza, hambre y miseria, a partir del pecado de la especulación y
es algo que debemos decirlo con todas las letras. Por eso, abogamos
fuertemente porque ese convenio multilateral alumbre con prontitud, con
celeridad. No por la Argentina, sino por el resto del mundo y porque además
creemos que un equilibrio económico y financiero, que ataque las
desigualdades económicas y sociales entre los países y adentro de cada una de
las sociedades va a ser también un gran antídoto contra aquellos que reclutan
jóvenes. Porque no tienen esperanzas, porque no tienen futuro y los enrolan
en cruzadas locas que luego todos tenemos que lamentar. No podemos solamente
ver la superficie de los fenómenos, tenemos también que adentrarnos profundamente
en las causas que movilizan.
Y también
hablaba de mi país como un triple leading case también en materia de
terrorismo y seguridad. Y también mi país, el único país junto a Estados
Unidos de Norteamérica en todo el continente americano, que fue objeto de
atentados terroristas, dos atentados terroristas. Uno en el año 92, cuando se
voló la Embajada de Israel y, segundo, en 1994, cuando se voló la sede de la
AMIA. Este año se cumplen 20 años de la voladura de la AMIA.
Y me atrevo a
decir frente a esta Asamblea y con la presencia de algunos familiares de las
víctimas que siempre nos han acompañado, que el gobierno que encabezó el
presidente Kirchner, fue el que más profundizó y el que más hizo por develas
quiénes eran los verdaderos responsables, no solamente porque abrió todos los
archivos de inteligencia de mi país, no solamente porque creó una unidad
fiscal especial de investigación, sino también porque reclamó cuando en el
año 2006 la Justicia de mi país acusó a ciudadanos iraníes de estar
implicados en la voladura de la AMIA, fue el único presidente y luego también
yo, que se atrevió a proponer, a pedir a la República Islámica del Irán, que
colaborara, que prestara cooperación con la investigación.
Este pedido
se produjo intermitentemente desde el año 2007 en adelante, 2007, 2008, 2009,
2010, 2011 hasta que finalmente, la República Islámica de Irán accedió,
porque antes ni siquiera podíamos tenerlo como parte de la agenda, accedió a
una reunión bilateral que luego se llevó adelante y que motivó la firma entre
ambos países de un memorándum de entendimiento de cooperación judicial. ¿Para
qué? Para lograr que los ciudadanos iraníes que estaban acusados y que por
supuesto viven en Teherán, en la República Islámica de Irán, pudieran
declarar ante el juez.
¿Qué pasó
cuando firmamos este memorándum? Pues pareció que se desataron los demonios
internos y externos.
Las
instituciones de origen judío que nos acompañaron todos los años, se
volvieron de repente en contra, todos los años nos habían acompañado aquí a
pedir la cooperación. Cuando se decide hacer la cooperación a través del
instrumento, nos acusan de complicidad con el Estado de Irán. Lo mismo
sucedió aquí en este país cuando los fondos buitres hicieron lobby ante el
Congreso americano diciendo que nosotros éramos socios de la República
Islámica porque en ese momento no se le decía República Islámica como le
dicen ahora, se le decía por algunos el Estado Terrorista de Irán.
Hicieron
lobby e inclusive en sus sitios de la web colocaban fotos mías junto a las del
entonces presidente Ahmadineyad como si fuésemos socios.
Hoy, esta
semana, nos venimos a enterar que en un emblemático hotel de esta ciudad, el
Waldorf Astoria, se reúne el Canciller de este país, el jefe del Departamento
de Estado con su par iraní. No tenemos críticas para ellos, al contrario,
todo lo que sea diálogo, todo lo que sea entendimiento nos parece muy bien.
Lo que sí nos
gustaría preguntarles a los que acusaban a Irán y los calificaban de
terroristas y el año pasado, no estoy hablando de hace un siglo, el año
pasado, qué dirán hoy, qué dirán hoy los que el año pasado también cuando
hablaban de los que hoy conforman el ISIS, muchos de los que eran denominados
como fredom fighters, que peleaban en Siria contra el gobierno de Al Asad,
hoy forman parte del ISIS.
Y yo creo que
acá está el otro problema que tenemos frente a la inseguridad y frente al
terrorismo. Que desde las grandes potencias se cambia con demasiada facilidad
el concepto de amigo-enemigo o de terrorista-no terrorista. Y el problema es
que tenemos que definir de una buena vez por todas, que no podemos seguir
utilizando a la política internacional o a la posición geopolítica para poder
dirimir posiciones de poder.
Y lo digo
desde ser una militante contra el terrorismo internacional e, inclusive, como
nota de color, se está tramitando también en la Justicia de mi país una
amenaza que me ha llegado aparentemente del ISIS por dos razones: una, por mi
cercanía con Su Santidad, el Papa Francisco, y, la otra, porque reconozco la
necesidad de la existencia de dos Estados como es el de Israel y el de
Palestina. Que dicho sea de paso, vuelvo a reclamar, por favor, a esta
Asamblea, el definitiva reconocimiento de Palestina como un Estado más
integrante pleno de esta Asamblea. (APLAUSOS)
Allí vamos a
empezar a desatar alguno de los nudos gordianos, no hay un solo nudo
gordiano, son varios. Allí vamos a empezar a desatar alguno de los nudos
gordianos de la cuestión de Medio Oriente.
El
reconocimiento del Estado de Palestina, el derecho de Israel a vivir en sus
fronteras, pero también el derecho de Palestina a que no se utilice contra
ellos el uso desproporcionado y desmedido que ha provocado la muerte de
cientos de niños y mujeres, cosa que condenamos como condenamos también a
aquellos que atacan con misiles a Israel.
Fundamentalmente, creemos que en
épocas de buitres económicos y halcones de la guerra, necesitamos más palomas
de la paz para construir un mundo más seguro, necesitamos más respeto al
derecho internacional, necesitamos más igualdad de tratamiento entre los que
estamos aquí sentados.
Porque
también escuché por parte de un mandatario hoy por la mañana, hablar del uso
de la fuerza para atentar contra la integridad territorial o para no respetar
la integridad territorial de un país. Aquí también la República Argentina es
leading case, porque también tenemos pendientes de hace más de cien años con
el Reino Unido el reclamo de soberanía y el reclamo de esta Asamblea para que
se siente el Reino Unido con Argentina a discutir la cuestión soberana de
Malvinas. Allí nadie se preocupa, allí no hay ningún veto del Consejo de
Seguridad.
Porque lo que
pasa es que la Argentina no forma parte del Consejo de Seguridad ni de la
naciones que deciden en el mundo. Y mientras esto suceda, mientras valga más
el voto de los cinco permanentes que estén sentados en el Consejo de
Seguridad, que el voto de la Costa de Marfil o de Ghana o de Kenia o de
Egipto o de Uganda o de Argentina o de Bahréin o de Emiratos Árabes, nada se
va a solucionar. Solamente serán discursos que daremos acá todos los años sin
que arribemos a ninguna solución. (APLAUSOS)
Debemos
luchar, esta Asamblea debe retomar los poderes que ha delegado, poderes que
ha delegado en un Consejo que luego casi parece una paradoja, la Asamblea
tiene que pedirle permiso al Consejo para ver qué es lo que decide o si entra
algún miembro. Cuando debemos rescatar que esta Asamblea, la soberana, la de
Naciones Unidas, donde cada uno de nosotros valemos un voto, la verdadera
democracia global.
Cuando esta
democracia global se cumpla a rajatabla, no digo que se va a solucionar
absolutamente todo, pero creo que va a haber principios de solución.
Yo no soy ni
pesimista ni optimista, quiero ser realista. En todo caso, entre el pesimismo
y el optimismo, elijo siempre el optimismo, pero con realismo, porque el
optimismo sin realismo, o es ingenuidad o es cinismo. Y no quiero ser ingenua
ni cínica frente a todos ustedes.
Quiero
decirles realmente lo que pensamos desde mi país, desde ese lugar que viene
reclamando desde hace mucho tiempo la reforma de organismos de seguridad, la
reforma del Fondo Monetario Internacional.
Fíjense
ustedes, en el año 2003, parecía casi imprescindible reformar el Fondo
Monetario Internacional. Hoy ya casi nadie se acuerda de pedir la reforma del
Fondo Monetario Internacional porque ha perdido protagonismo en todas las
decisiones. Es más, el propio Fondo Monetario Internacional y su titular y
otra extitular como Anne Kruger, están pidiendo también una regulación en la
forma de reestructurar las deudas soberanas. Porque mientras no haya un
tratado internacional aprobado por esta Asamblea, por más cláusulas que
impongan las reestructuraciones, nunca faltará algún juez como Griesa, en
algún lugar del mundo que diga que eso no vale nada y quiera aplicarle a un
pobre país tasas usurarias para desangrarlo.
Es eso lo que
está pasando, porque en definitiva, me parece que lo que se quiere tirar
abajo, es la reestructuración de la deuda soberana que con tanto trabajo
hemos realizado el pueblo argentino.
Yo quiero también,
porque antes de venir aquí estuve en Roma entrevistándome con otro
compatriota que hoy ocupa un lugar de fuerte liderazgo, no solamente
religioso, sino también moral y de ejemplo, y quiero traer fundamentalmente
el mensaje de paz, de construcción de la paz.
Si queremos
realmente combatir el terrorismo, trabajemos por la paz; no se combate el
terrorismo haciendo sonar los tambores de la guerra. Al contrario, es lo que
quieren precisamente, una reacción simétrica para que entonces…a comenzar la
rueda, siempre haya un crédito de sangre que reclamar.
Por eso creo
que es importante que reaccionemos profundamente acerca de estas cuestiones.
Y traerles, por sobre todas las cosas, la certeza de que si esta Asamblea, si
estas Naciones Unidas recupera su liderazgo, si esta Asamblea recupera su
mandato ante la inobservancia por parte de muchísimos países de los derechos
internacionales que sí le aplican a otros pero que no reconocen para ser aplicados
a ellos mismos, estoy segura que habremos contribuido fuertemente en la
construcción de la paz, en la lucha contra el terrorismo en la cual nadie va
a estar ausente pero, fundamentalmente, en dejarles a nuestros hijos un mundo
mucho mejor del que hoy tenemos.
Porque y para
finalizar, quiero recordar que el año pasado, los problemas eran otros, el
año pasado se hablaba de otros problemas y de otros peligros en materia de
seguridad.
Hoy han
cambiado, los que ayer eran malos, hoy no parecen tan malos; los que ayer
tenían que ser invadidos y arrasados, hoy parece ser que están colaborando
para el ISIS desaparezca.
Y mañana,
primero fue Al Qaeda, y pregunto yo Al Qaeda y los talibanes, dónde
aparecieron, de dónde sacan las armas, de dónde sacan los recursos. Mi país
no produce armas, quiénes son los que les venden las armas.
Luego
aparecieron los que iban a ser la Primavera Árabe y que finalmente resultaron
no ser tan primavera, sino más bien algo de otoño y casi un invierto, en el
cual pasaron de luchadores por la libertad también a personas que, bueno, que
merecían ser perseguidas y encarceladas.
Ahora es el
ISIS, este nuevo engendro que ha aparecido terrorista degollando gente por
televisión en verdaderas puestas en escena que uno se pregunta cómo, desde dónde,
porque permítanme, me he tornado absolutamente desconfiada de todo después de
ver todas las cosas que han pasado. Y que las cosas que pasan por televisión
en las series que tanto nos entretienen y nos divierten, son pequeñas
ficciones al lado de la realidad que tenemos que vivir hoy como mundo.
Por eso, es
bueno que nos preguntemos cómo va in crescendo esto y cómo van surgiendo cada
vez más y mayores problemas, que le hacen decir al Papa que estamos viviendo
prácticamente una tercera guerra.
Es cierto,
una tercera guerra que ya no es de las guerras convencionales que vivimos en
el siglo XX, sino que son guerras focales en donde realmente las únicas
víctimas terminan siendo las poblaciones civiles.
Por eso,
dentro de unos instantes, en el Consejo de Seguridad en el cual temporalmente
formamos parte, queremos plantear algunas de estas cosas, algunos
interrogantes. No tenemos certezas, no tenemos verdades absolutas, pero
tenemos muchos interrogantes y queremos preguntárselos a aquellos que poseen
mucha más información que nosotros, muchos más datos que nosotros, que
cuentan con redes de información mucho más profundas que mi país.
No sea cosa
de que de tanta información, de tantos datos se tenga mucha información pero
realmente se sepa mucho, pero realmente se comprenda poco de lo que pasa.
Porque hay que comprender lo que está pasando para poder encarar una
resolución definitiva.
Agradezco
profundamente una vez más la voluntad política de los países, de los 124
países que acompañaron la Resolución 68/304. Sé, como todos lo saben, de que
hubo presiones también para que no tuviéramos ese número o para que no
hubiera votación, pero creo que el ejercicio del multilateralismo práctico,
efectivo y democrático de esa Resolución, demuestra que no todo está perdido.
Por el contrario, está en las manos de cada uno de nosotros, de cada uno de
nuestros países abordar la solución real y efectiva de los problemas que hoy
tiene el mundo.
Muchas
gracias y muy buenas tardes a todos y a todas. (APLAUSOS)
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viernes, 26 de septiembre de 2014
CRISTINA PALOMA DE LA PAZ. ONU 2014. ASAMBLEA GENERAL
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