martes
25 de Septiembre del 2012
DISCURSO DE LA
PRESIDENTA CRISTINA FERNANDEZ DE KIRCHNER EN LA 67°ASAMBLEA GENERAL DE NACIONES
UNIDAS
Señor
Presidente; señores miembros de esta distinguida Asamblea Anual de Naciones
Unidas: quiero referirme en primer término en esta intervención a ratificar la
postura personal de esta Presidenta, la de la República Argentina como país y
la del pueblo argentino en cuanto al enfático repudio y rechazo al salvaje
asesinato de que fuera objeto el embajador estadounidense Chris Stevens en la
ciudad de Bengassi en la República de Libia. Este hecho que caracteriza una vez
más la andanada terrorista ha merecido por parte nuestra también un período de
reflexión acerca de determinadas interpretaciones que hubo en su momento
referidas a acontecimientos sucedidos en los países árabes y que fueron por
muchos líderes occidentales interpretados o denominados, tal vez
periodísticamente, como la primavera árabe, pero que en realidad, humildemente
y con mucho respeto desde nuestro punto de vista, reflejaba tal vez otras
situaciones no percibidas, no entendidas, no comprendidas por los principales
líderes de Occidente.
La muerte de
Chris Stevens en Bengassi no es casualidad, fue precisamente allí donde se
originó el principal foco de resistencia al régimen de Muhamar Kadafi y donde
aquellos que tenemos cierta inclinación por la política internacional sabíamos
muy claramente que residían precisamente allí los principales fundamentalistas
islámicos opositores, no ya al régimen de Muhamar Kadafi sino a una
coexistencia pacífica en un mundo de paz, entre hombres y mujeres de diversas
razas, religiones, creencias o pertenencias.
Digo esto
porque es necesario tener una clara percepción de cuáles son los problemas y
cuáles son verdaderamente las situaciones que se están originando en el mundo y
en Medio Oriente en especial, para entender la necesidad de tener políticas
diferentes orientadas a construir una paz verdadera y duradera. Una paz que
debe implicar siempre elegir, antes que el lenguaje de las armas, el lenguaje
de la diplomacia. Porque si uno recorre la historia reciente podrá advertir que
muchas veces personajes, fracciones políticas que parecían aliadas de
Occidente, finalmente al cabo del tiempo terminaron convirtiéndose en acérrimos
enemigos de los valores occidentales por una tal vez mala interpretación o mala
adecuación de políticas que permitieran comprender lo que está pasando en Medio
Oriente y fundamentalmente en el mundo.
La necesidad
del reconocimiento del Estado de Palestina, como también la necesidad y el
reconocimiento de que Israel viva dentro de sus fronteras legalmente
reconocidas desde 1967, son parte fundamental y el nudo fundamental del
problema en el Medio Oriente. Nosotros abogamos por parte de la República
Argentina, y creo también reflejar los intereses de nuestra región, de dar una
respuesta a algo que viene reclamándose durante décadas y que sin embargo por
distintas circunstancias y atravesando distintos gobiernos, las distintas
potencias occidentales que tienen una inmensa responsabilidad en este liderazgo
no han logrado construir. Para Chris Stevens y para su familia ya no habrá
primavera árabe, ni siquiera verano sino un invierno terrible y eterno.
Por eso creo
que es imprescindible replantear desde Occidente estrategias y políticas
diferentes respecto de Medio Oriente, porque corremos el riesgo de que diciendo
defender valores terminemos finalmente, a través de estrategias equivocadas
atacando esos valores, profundizando la crisis y que sucedan hechos como el que
sucedió en Bengassi, donde tenemos que lamentar la muerte de un diplomático,
cualquiera sea su origen, en este caso un embajador estadounidense, cosa que no
sucedía desde hacía muchísimo tiempo.
Similar
situación podría describirse respecto de la otra gran crisis que aparentemente
de carácter económico sacude al mundo. En el año 2008, cuando nos tocó
concurrir a esta asamblea, se detectó la va se desplomaba en Lehman Brothers, y
una crisis que parecía causada porque había pobres que no podían pagar
hipotecas, la famosa crisis de las sub prime, hoy ha terminado en algo más que
una crisis de pobres que no puede pagar sus hipotecas, se ha corrido finalmente
el velo y se ha descubierto, o por lo menos ha quedado expuesto a la luz
pública, que ha sido precisamente la administración financiera de capitales sin
ningún tipo de regulación, no ya en beneficio de los sectores más empobrecidos
sino de los sectores más ricos de la sociedad, la causante de esto que ya es
una crisis global.
En Europa la
crisis de la Eurozona, que no es más que la crisis de las deudas soberanas,
países que deben más que su PBI y familias endeudadas más allá de sus
posibilidades por los próximos 20 ó 30 años. En estos mismos momentos que
estamos aquí se está produciendo en España una represión contra indignados que
reclaman la renuncia del gobierno por los programas de ajuste que se están
aplicando, recetas ortodoxas, las mismas que se vienen aplicando desde hace
décadas infructuosamente.
Y quiero
decirles que cuando hablamos de esto no hablamos desde lo empírico, cuando
hablamos de esto en la República Argentina lo hacemos desde el conocimiento
profundo por haber sido una suerte de conejillo de indias de las políticas
neoliberales, producto del Consenso de Washington, que traspusieron las
fronteras de toda la década de los 90 y finalmente implosionaron en el país en
el 2001 cuando se produjo el default de deuda soberana más importante que se
tenga memoria. Argentina llegó a deber 160% de su producto bruto, producto de
políticas de endeudamiento, políticas de desindustrialización, políticas de
ajuste permanente en el consumo, que uno ve aplicar ahora casi metódica y
ferozmente sobre los países que hoy como España, como Grecia, como Portugal y
como otros tantos están poniendo en peligro la Eurozona.
Poner en
peligro el Eurozona es algo más que poner en peligro una región económica, es
poner en peligro también la estabilidad misma del sistema financiero
internacional. Debemos recordar que si bien el 60% o 65% de las reservas
internacionales de los distintos países están depositadas en sus bancos
centrales en dólares, hay no menos de un 24% de reservas de los diferentes
bancos centrales depositadas en euros.
También, es
bueno decirlo, es necesario un replanteo por parte de lo que significa una
guerra comercial que se ha desatado en los distintos países a partir de
políticas que unos denuncian como proteccionistas y que sólo constituyen
políticas de defensa de nuestras sociedades, de nuestros trabajadores y de
nuestros empresarios frente a las economías de los países desarrollados, que
han sido en definitiva las causantes de la crisis que hoy estamos viviendo y
que se intenta transferir. Yo siempre me pregunto algo: si cualquier país de los
nuestros tuviera un déficit de la cuenta corriente como tiene por ejemplo
Estados Unidos de Norteamérica, sería un país al que seguramente habrían
censurado, sería un país al que habrían criticado, pero claro, al ser moneda de
reserva, al hacerse el 85% de las transacciones comerciales del mundo en
dólares, al ser el país que emite la moneda de reserva por excelencia, queda
totalmente separado de toda recomendación o de todo ajuste explicitado por el
Fondo Monetario Internacional. Sin embargo el Fondo Monetario Internacional
sigue reclamando políticas de ajuste e inclusive, como en el día de ayer,
amenazando a países a como la República Argentina, en una imitación que quiso
hacer la titular del Fondo Monetario Internacional con un partido de fútbol, que
si Argentina no cumplía determinadas cosas le iban a sacar tarjeta roja. Quiero
decirle a la titular del Fondo Monetario Internacional que esto no es un
partido de fútbol, que esta es la crisis económica y política más grave que se
tenga memoria desde los años 30. En segundo lugar debo decirle que mi país no
es un cuadro de fútbol, es una nación soberana que toma soberanamente sus
decisiones y que por lo tanto no va a ser sometida a ninguna presión y mucho
menos a ninguna amenaza de que si no hace tal cosa se le va a poner tarjeta
roja. Por otra parte, si vamos al rol, ya que estamos en orden de comparar
fútbol con economía, debo decir que el que el rol del presidente de la FIFA ha
sido bastante más satisfactorio que el rol de los directores del Fondo Monetario
Internacional en cuanto a organizar lo que es su responsabilidad. En efecto, la
FIFA organiza cada cuatro años el mundial de fútbol, el próximo será en la
República Federativa de Brasil y seguramente será un éxito. El Fondo Monetario
Internacional viene tratando de organizar la economía desde los años 80 y
crisis tras crisis no logra hacerlo. Sin embargo parece que los únicos que
deberíamos criticarnos somos los países, no he escuchado ninguna autocrítica
del Fondo Monetario Internacional en cuanto a cuáles eran las estadísticas de
España, cuáles eran las estadísticas de Grecia, de Portugal, de Irlanda, de
Italia, que permitieron que contrajeran deudas, que emitieran bonos sin ningún
tipo de control. Cuáles son los controles, a quiénes controlan y por qué se
controla a unos y a otros no.
Estas son
algunas de las cosas que nos planteamos hoy aquí frente a ustedes, porque es
necesaria una reformulación, lo venimos diciendo desde el año 2003 en que el
presidente Kirchner por primera vez vino aquí y sostuvo, ante una Argentina
devastada por la crisis, con índices de pobreza y de indigencia nunca vistos,
el 25% de los argentinos no tenía trabajo, se habían quedado con sus ahorros en
dólares, en pesos, en rupias, en libras, en lo que venía, no tenían nada. Vino
aquí y dijo dennos una oportunidad para crecer porque las sociedades para poder
pagar sus deudas deben crecer, los muertos no pagan sus deudas. Esta fue la
frase de aquel argentino que no se equivocó y que en el año 2003, a partir de
las políticas que pudo aplicar y sin acceder, inclusive hasta el día de la
fecha, al mercado de capitales, Argentina ha reestructurado el 94% de su deuda
soberana y vienen pagando rigurosa y regularmente cada uno de sus vencimientos
desde el 2005 a la fecha. Y lo vamos a seguir haciendo, porque privilegiamos
políticas donde la producción nacional, el valor agregado, la generación de
trabajo, atender a los sectores más vulnerables a través de programas sociales
que representan el 1,2% de nuestro PBI y que han sido definidos por hombres
como Bernardo Kliksberg como los programas de política social más importantes
de Latinoamérica, nos ha permitido un crecimiento que sin lugar a duda es el
más importante de los 200 años de historia que tiene la República Argentina.
No venimos a
dar lecciones a nadie porque no nos consideramos maestros ni profesores de
nadie, simplemente queremos contar la experiencia de un país que vivió una
situación similar a la que están viviendo otras naciones del mundo
desarrollado. Lo que queremos aportar es desde lo empírico, no desde lo teórico
y sabemos que tenemos que tomar como miembros del G-20 medidas que todavía no
se han tomado porque siguen sin regularse los grandes movimientos de capitales
que un día golpean en un país y otro día golpean en el otro, donde un día
la bolsa de un país que está prácticamente en default sube 20 puntos para bajar
al otro día 7 siete puntos. Señoras, señores, no seremos economistas pero no
somos tontos, sabemos que cada uno de estos movimientos implica formidables
transferencias de ingresos y los únicos perjudicados siguen siendo los millones
y millones de habitantes que pierden su trabajo, pierden sus esperanzas y lo
que yo aspiro es a que no pierdan la paciencia, porque normalmente cuando se
pierde la paciencia en situaciones sociales límite, cuando no se consigue
trabajo, donde los pobres no tienen un Estado que los proteja y los contemple,
finalmente terminan sobreviniendo crisis políticas e institucionales como las
que nos tocó vivir a nosotros en el año 2001.
Creo también
necesario entender que estamos ante un nuevo mundo y un nuevo mundo exige
también liderazgos creativos, exige arriesgar nuevas ideas y nuevos conceptos,
querer solucionar los problemas que hoy tiene el mundo con las recetas que los
provocaron resulta absolutamente absurdo, es necesario decirlo claramente. El
tema del déficit en cuenta corriente que es trasladado de los Estados Unidos a
los países emergentes, donde se revalorizan por allí nuestras monedas y tenemos
que hacer ingentes esfuerzos a través de acumulación de reservas y de medidas
para que no nos transfieran desde los países centrales stocks de manufacturas a
muy bajo precio que atentan contra nuestras economías, que por otra parte,
bueno es decirlo, los últimos 10 años el crecimiento económico global fue
sostenido precisamente por los países emergentes y hoy somos los países
emergentes los que tenemos que estar soportando que nos denuncien como
proteccionistas por parte de aquellas economías que han vivido protegiendo, a
través de subsidios agrícolas y promociones de toda índole, en detrimento de
nuestras economías y fundamentalmente en detrimento de la inclusión de millones
de ciudadanos que ahora han podido ser incluidos al aparato productivo. Es
clave que los países desarrollados entiendan la contribución que los países
emergentes podemos hacer al resurgimiento de la economía internacional, por la
cantidad de millones que todavía debemos incluir a los beneficios sociales y a
la producción, porque además hemos bajado nuestro nivel de endeudamiento como
nunca se ha visto. La Argentina, de haber sido un país que estuvo con el 160%
de su PBI endeudado, hoy apenas tiene un 14% del PBI en relación a la
deuda, el resto es deuda intra sector público y estamos en el más bajo endeudamiento
en moneda extranjera y referente a titulares extranjeros.
Obviamente que
para algunos somos un mal ejemplo. ¿Por qué? Porque cuando reestructuramos
nuestra deuda, y no estoy proponiendo como solución la reestructuración, pero
cuando reestructuramos nuestra deuda sostuvimos que hace a la esencia del
capitalismo que quien toma el riesgo de colocar en un país dólares, con una
tasa como la que se llegó a pagar en la República Argentina durante los años 90
para sostener la convertibilidad, entre el 15 y el 16%, mientras en el resto
del mundo se pagaba apenas un 2 por ciento, debe asumir que si alguien le paga
esa cantidad de dinero frente a un mundo que paga solamente el 2 por ciento,
hay grandes posibilidades de riesgo que ese señor, ese banco, esa institución
no les devuelva el dinero.
La tesis fue
entonces que si habían arriesgado debían compartir parte de ese riesgo y, por
lo tanto, propusimos una reestructuración en la cual esto fuera soportado por
ambas partes.
De cualquier
manera, la Argentina pagó más que la ENRON a sus accionistas. La ENRON pagó de
cada 100 dólares, 1 dólar creo por accionista; nosotros, de cada 100 dólares,
pagamos entre 25 y 30 dólares. Así que, en realidad, en esta reestructuración
tuvimos mucha mayor amplitud y mucha mayor consecuencia que la tuvo, por
ejemplo, la empresa ENRON, no ya con el resto del mundo sino con los propios
ciudadanos americanos.
Decía entonces
que estas cosas por supuesto pueden molestar a determinados organismos
multilaterales de crédito, sobre todo porque la Argentina, durante la década de
los años 90, fue exhibida como un ejemplo de lo que debía hacerse para en el
año 2001 soltarle la mano y dejarla que se arregle sola.
Por eso creo
que algunos creen que deben censurarnos o multarnos para que el ejemplo no cunda.
Pero en realidad, si se piensa el mundo como una totalidad y como una
globalidad, si se concibe que no estamos ante un problema económico, sino que
estamos ante un problema político, porque cuando carecemos de liderazgos que
nos indiquen un camino cierto y concreto para superar una crisis económica de
la magnitud que tiene el mundo, ya no estamos ante un problema de la economía
ni de los economistas, estamos ante un problema de la política que no encuentra
soluciones ni respuestas ni nuevos modelos para darle solución a estos
problemas.
Por eso sabemos
del enojo de algunos organismos multilaterales con la Argentina y por eso les
decimos que no vale la pena enojarse, que lo importante es replantearse en
economía y en política qué errores se han cometido; qué cosas se están haciendo
mal para poder corregirlas, seguir adelante y remontar esta crisis que, de
seguir prolongándose en el tiempo, va a provocar no ya severos problemas
económicos sino severos problemas institucionales y políticos.
Y lo que más
miedo me da como militante política desde muy joven y que le ha tocado vivir
períodos en su propio país donde no se respetaron los valores occidentales,
donde se violaba, se torturaba y se desaparecía gente, porque había
desaparecido la democracia; el temor más grande que tengo como militante
política, frente la falta de resolución de esta crisis, es que muchísimos
occidentales, que millones dejen de creer que un sistema democrático puede
darles las soluciones.
Si uno observa
la historia de la humanidad, puede observar claramente que los más terribles
totalitarismos que asolaron la humanidad fueron precedidos por severas crisis
económicas que no dieron solución a la gente, que le quitaron la esperanza y
que crearon oídos propicios para los cantos de sirena prometiendo cosas que
todos sabemos que es imposible cumplir.
Por eso quería
referirme en términos enfáticos a cómo abordar el problema o a cómo concebirlo
para de esta manera poder encaminar y encarrilar una situación que está
descarrilada desde el año 2008 y que desgraciadamente no tiene visos, porque
también comenzamos a ver que la crisis de los países desarrollados comienza a
trasladarse a los países emergentes que hemos sido motores del crecimiento a
nivel global.
Y creo que una
cosa está vinculada con la otra y que es una falta de interpretación, de
codificación adecuada, interpretación correcta de sucesos políticos y
económicos que se entremezclan en la historia de la humanidad y nos llevan a
concebir falacias como que, en definitiva, determinados movimientos políticos
quieren vivir como los occidentales o que, tal vez, determinadas recetas
ortodoxas de ajuste pueden conducir a alguna salida o a alguna solución. Nada
más equivocado por cierto.
Finalmente,
quiero referirme a dos temas que pueden parecer, tal vez, de carácter
bilateral: uno fue entregado en cada una de las misiones que están aquí
representadas, este cuadernillo impreso en español y en inglés acerca de la
cuestión colonial de Malvinas.
En el pasado
mes de junio estuve presente ante el Comité de Descolonización de este
organismo, aquí en Nueva York, para presentar nuestro alegato, nuestro deseo de
que se dé cumplimiento a la 2065 Resolución de Naciones Unidas, en cuanto a
instar al diálogo entre ambos países, el Reino Unido y nosotros, sobre la cuestión
de Malvinas.
El próximo año,
en enero, se van a cumplir 180 años de que el Reino Unido, Inglaterra, usurpara
ilegalmente nuestras islas Malvinas. No solamente no ha cejado en esto, no
solamente no ha dado oído alguno ni respuesta alguna a un reclamo y a una
resolución…en realidad, son muchas las resoluciones de Naciones Unidas, son
muchas las resoluciones del Comité de Descolonización, son muchas las
resoluciones de distintos organismos como la OEA y como distintas agrupaciones
multilaterales, Grupo de Río, etcétera, que piden a Gran Bretaña que se siente
a dialogar con la Argentina. No estamos pidiendo que digan que tenemos razón,
eso no es diálogo, eso es imponer un criterio; simplemente queremos que se
sienten a cumplir con la resolución de Naciones Unidas a dialogar sobre la
cuestión de la soberanía en las islas Malvinas. Y además también a
desmilitarizar el Atlántico Sur, una región, la América del Sur, de paz, sin
diferencias étnicas ni religiosas ni de ninguna naturaleza que nos lleve a
enfrentamientos entre nosotros.
Por eso, una
vez más, reiteramos nuestro pedido. No se puede tener el doble estándar
permanente de que aquellos miembros que se sientan en el Consejo de Seguridad
en forma permanente, tienen derecho a violar todas y cada una de las disposiciones
de Naciones Unidas y el resto de nosotros, simples mortales, debemos hacer
saludo y venia ante cualquier resolución del Consejo de Naciones Unidas. Esto
no es construir multilateralismo, esto no aporta en nada a la construcción de
la paz que todos demandan y que todos necesitamos; esto aporta a generar una
sensación creciente de injusticia y de desigualdad entre las naciones que
afecta sensiblemente las posibilidades de un mundo más justo, que afecta
sensiblemente las posibilidades de vivir en un mundo sin violencia.
Por eso
reiteramos una vez más que esta no es una cuestión bilateral entre el Reino
Unido y nosotros, se ha convertido en una cuestión global, terminar con los
últimos vestigios de colonialismo, que ha sido uno de los grandes méritos de
Naciones Unidas cuando creó en 1961 el Comité de Descolonización. Ingresar a
este siglo XXI sin territorios coloniales hace también al respeto de los
derechos humanos. Derechos humanos que, por cierto en mi país, defendemos con
mucha fortaleza y que somos un ejemplo a nivel global del cumplimiento de los
mismos.
Finalmente y
vinculado también con lo que empecé, con el repudio y la condena a la muerte
del embajador Christopher Stevens en Libia, quiero referirme también a lo que
para nosotros, los argentinos, constituye y sigue constituyendo una llaga
abierta porque todavía no ha habido justicia y que es la voladura de la mutual
israelita AMIA en el año 94 y también de la embajada de Israel en el año 92,
hechos absolutamente condenables y deplorables.
En reiteradas
oportunidades, tanto el ex presidente Kirchner como quien les habla, ha pedido
a la República Islámica de Irán, que ha sido acusada por la Justicia argentina
de tener participación en dicho crimen, su colaboración y su cooperación.
En el año 2010
y en el año 2011, ante la falta de respuesta a ese pedido de colaboración y de
cooperación, ofrecí, como alternativa a esto, si es que la República Islámica
de Irán no tenía confianza en la equidistancia, en la independencia de la
Justicia argentina, adoptar una doctrina que es la doctrina del caso Lockerbie,
que todos ustedes recordarán, y que se refiere al atentado contra un avión
estadounidense por parte de terroristas libios y que, finalmente, tuvo lugar un
juicio en un tercer país y allí pudo repararse, si es que la muerte puede tener
reparación, algo del daño que se había hecho.
Ofrecimos,
precisamente, la elección de común acuerdo entre ambos países, de un tercer
país para que se desarrolle allí un juicio que garantice a las partes que todos
van a poder acceder a la justicia y, por sobre todas las cosas, que se va a
conocer la verdad sobre este hecho tan terrible.
Empecé hablando
sobre acciones del terrorismo internacional y termino también hablando sobre
estas mismas acciones, no ya cometidas en un lejano país africano y contra un
miembro del Cuerpo Diplomático estadounidense; estoy hablando de algo sucedido
en mi país, en mi tierra y contra ciudadanos argentinos en clara violación
también a la soberanía territorial.
El día
miércoles pasado, 19 para ser más exactos, hemos recibido por parte de la
República Islámica de Irán un pedido de reunión bilateral precisamente para
dialogar entendemos que sobre este tema. Mi país, que sigue reclamando el
diálogo como un instrumento universal y también como un instrumento particular
en el caso de Malvinas, ha decidido instruir a nuestro Canciller para que tenga
lugar aquí en Naciones Unidas, tal cual lo ha solicitado la República Islámica
del Irán, una reunión bilateral entre ambas cancillerías.
Debo decirles
que espero resultados de esa reunión, resultados en la manifestación que ha
hecho la República Islámica de Irán de querer cooperar y colaborar por el
esclarecimiento del atentado. Si no lo quiere hacer frente a la Justicia
argentina o si no lo quiere hacer frente a un tercer país, esperamos resultados
de esa reunión en cuanto a propuestas de cómo encaminar este conflicto tan
profundo que data del año 1994.
Quiero
recordarles a todos que el presidente Kirchner asumió como presidente recién en
el año 2003; ya habían transcurrido nueve años del atentado sin tener ningún
resultado.
Pero también
quiero decir que esperamos que de esta reunión haya resultados concretos. Si
hay propuestas por parte la República Islámica de Irán para avanzar en un
sentido que no sea el que ha propuesto la Argentina, quiero decirles también
que, como miembro de un país representativo, republicano y federal,
someteré a consideración de las fuerzas que tienen representación parlamentaria
en mi país la propuesta que nos haga la República Islámica de Irán. Es un tema
demasiado importante para ser resuelto solamente por el Poder Ejecutivo, más
allá de que la Constitución le asigne la representación y el ejercicio de las
relaciones exteriores. Pero acá no estamos ante un caso de relaciones exteriores
típico o casual, estamos ante un hecho que ha marcado la historia de los
argentinos y que también se inscribe en la historia del terrorismo
internacional.
Por eso quiero
que tengan la certeza, fundamentalmente los familiares de las víctimas, con los
cuales me siento particularmente comprometida, fui durante seis años miembro de
la Comisión Bicameral de seguimiento de ambos atentados, de la Embajada y de
AMIA, siempre sostuve posturas muy críticas de cómo se desarrollaba la
investigación. Por eso creo que tengo la autoridad para poder dirigirme a los
familiares de las víctimas, que son realmente los que más respuestas necesitan
acerca de lo que pasó allí y de quiénes son los responsables, para decirles que
tengan la certeza de que esta Presidenta no va a tomar ninguna resolución
respecto de ninguna propuesta que le sea formulada, sin consultar previamente
con quienes han sido las víctimas directas de esto. Y, al mismo tiempo también,
con las fuerzas políticas con representación parlamentaria en mi país, porque
esto no lo puede decidir una sola fuerza política y porque además todos tienen
la obligación de emitir opinión pública y fijar posición frente a situaciones
de esta naturaleza.
Para terminar
quiero decirles a todos los miembros de esta Asamblea que la Argentina va a
tener el altísimo honor, pero también la altísima responsabilidad, durante los
años 2013 y 2014, de ocupar un sillón, de ocupar un lugar de los no
permanentes, obviamente, en el Consejo de Seguridad de este Cuerpo.
Quiero que
sepan que más allá de que esté sentada formalmente la República Argentina, en
ese lugar tienen que sentirse representados todos y cada uno de los países que
aspiran a la paz en serio como un valor universal, pero con la convicción de
que esa paz no es una enunciación formal e ingenua de deseos, en la comprensión
de que la paz es un valor que se construye a través de la verdad, de la
justicia y de la igualdad. No puede haber paz en un mundo donde no se trate en
forma igual a los países; no puede haber paz en un mundo donde haya cada vez
más pobres y menos incluidos; no puede haber paz en un mundo no se diga la
verdad y las cosas como son.
Por eso creemos
que en la construcción de esa paz que todos anhelamos, mayores
responsabilidades tienen las grandes naciones líderes de este mundo. Como en
cada uno de nuestros países la responsabilidad empieza por el presidente y va
en forma descendente con sus autoridades, lo mismo ocurre en el mundo.
No podemos, más
allá del reclamo de igualdad, ignorar las hegemonías, ignorar la importancia de
determinados países en la resolución de los conflictos o, tal vez, no solamente
en la resolución, sino también en la provocación de los conflictos.
Por eso, creo
que –y quería decirlo y compartirlo con todos ustedes- ese sillón que ocupará
la República Argentina, lo hará en nombre de los valores que siempre ha
defendido: la paz, la vigencia irrestricta de los derechos humanos en todos los
países, no solamente en aquellos que me resultan simpáticos o en aquellos que
no me resultan simpáticos; los derechos humanos son valores universales que
deben ser respetados en todas las latitudes y cualquiera sea la denominación de
los gobiernos.
Y es obligación
de esta Asamblea y es obligación de ese Consejo de Seguridad, actuar con un solo
estándar para, precisamente, construir ese valor de paz, derechos humanos,
igualdad y verdad, que es la única manera de asegurarnos vivir en un mundo más
justo y más seguro del que vivimos hoy.
Muchísimas
gracias y muy buenas tardes a todos y a todas. (APLAUSOS)
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