Ieco Diario "La Nación". Buenos Aires, 21 de julio de 2013.
Nuevos negocios hoteleros: el avance de las cadenas hacia el interior del país
OFERTA Y DEMANDA EL BUEN INVERSOR Una nueva ola de hoteles, en capitales de provincias y otras ciudades, pone el foco en el público local y los viajeros corporativos.
En Tucumán,
frente al Parque 9 de Julio, esta semana debutó oficialmente un hotel
Sheraton, de cinco estrellas con centro de convenciones. Los inversores
son argentinos –uno de ellos ya socio de otro Sheraton, en Pilar– y para
la marca estadounidense es la novena bandera que planta en el país.
En
la misma ciudad, camino al próspero distrito de Yerba Buena, no uno
sino dos hoteles han colgado el cartel de obra: un Novotel y un Ibis
(marcas media-alta y económica del grupo francés Accor). De la mano de
la local Compañía Privada de Finanzas e Inversiones, serán en total 240
habitaciones, parte de un complejo con shopping, cines, residencias y
oficinas.Y todavía es flamante en el Jardín de la República la apertura de un Garden Inn (marca del grupo Hilton), que abrió en octubre.
No sólo Tucumán, capital comercial del NOA, está tocada por la fiebre hotelera. Con el 90% de su cartera fuera de Buenos Aires, la cadena Howard Johnson (del grupo Wyndham), tiene pautadas para este año siete aperturas; la última en junio en Luján y la próxima en agosto en Buenos Aires. La marca con mayor presencia en el país –29 hoteles– tiene otros 25 en construcción, dice Alberto Albamonte, que desde la década del 90 preside Howard Johnson Argentina.
Para las expansivas cadenas internacionales, el enfriamiento que siguió a la crisis financiera del 2008 parece haber quedado atrás, y grupos como Starwood (Sheraton) tienen una intensa agenda de aperturas en América Latina. En la Argentina “las cadenas están muy activas”, observa Arturo García Rosa director para América Latina de la consultora internacional HVS. Como contrapartida, del lado local hay una cantidad de inversores inmobiliarios dispuestos a apostar al sector en calidad de propietarios.
Las cadenas argentinas no se quedan atrás. “Mantenemos el ritmo de tres aperturas por año”, dice Fernando Gaido, director general de Amerian. La cadena cordobesa, dueña de las marcas Amerian y Merit, aspira a “por lo menos un hotel de cada marca en cada capital provincial o ciudad importante”. Entre abiertos y en desarrollo, alcanzará 21 hoteles para el 2015.
El ritmo de los proyectos contrasta con la coyuntura del negocio turístico, marcada por la caída de llegadas internacionales después de varios años de crecimiento. Todos los hoteleros consultados destacan que abrir un hotel lleva casi tres años y que, en un negocio con plazos largos, no es raro que se interpongan crisis en alguna parte del ciclo.
Así y todo, los nuevos proyectos parecen poner un mayor énfasis en la capacidad autóctona de generar viajeros, en diversas combinaciones de negocios y miniturismo.
“Ahora las marcas que estamos desarrollando [como Garden Inn], deben tener sustento local; el mercado interno tiene que generar una demanda continua”, dice Tom Potter, vicepresidente de operaciones de Hilton para América Latina. No así para los hoteles de la marca Hilton, como el anunciado Hilton Iguazú (proyecto que estuvo parado durante mucho tiempo y que ahora parece descongelarse).
La industria de la hospitalidad padece en Buenos Aires por la caída de huéspedes; al punto tal que, en la disputa por la clientela, la hotelería se ha embarcado en una inquietante guerra de precios, dijo a iEco Graciela Fresno, la presidenta de la Asociación de Hoteles Cafés y Confiterías porteña. “Los hoteles, especialmente los de lujo, están trabajando por debajo de sus costos”, señala el consultor García Rosa.
Desde Amerian, en Córdoba, pintan un panorama diferente. “A las ciudades se sigue viajando: visitas familiares, negocios; gente de provincias vecinas que no viajaba y que aprovecha los fines de semana largos”, dice Gaido. “Los nuevos vuelos de Aerolíneas que no tocan Buenos Aires –por ejemplo, entre Córdoba y Salta– cooperan. Son noches que no se pasan en Buenos Aires; pero no es un problema que el interior esté atravesando”.
“La oferta hotelera necesita seguir creciendo, principalmente en los segmentos de tres y cuatro estrellas”, sostiene Noel Verger, director del brazo hotelero de la inmobiliaria L. J. Ramos. “En cada ciudad con más de 100.000 habitantes hay demanda para una hotelería con estándares internacionales: la gente sale al exterior y luego quiere encontrar algo parecido cuando viaja por el país”, dice.
Así y todo, asegura Verger, los hoteles independientes todavía tienen un lugar en el mundo si se adecuan a esas expectativas.
Una razón básica que está detrás del activo panorama de desarrollos hoteleros es que hay inversores buscando emplear su dinero. Sin la posibilidad de atesorar en dólares, los “ladrillos” siguen siendo la opción, dicen todas las cadenas y expertos consultados. Y los hoteles forman parte de portfolios diversificados de inversores que ya tienen fichas en otros segmentos como viviendas, oficinas o locales.
Las cadenas hoteleras, que ya hace años empezaron a desprenderse de los inmuebles propios en todo el mundo, se ocupan de gestionar. El antiguo esquema de un dueño que construía un hotel, lo abría y lo gerenciaba ha dejado paso a “una segmentación de la cadena de valor”, destaca Eduardo Rodríguez Suárez, gerente de desarrollo en la región de la francesa Accor (entre cuyas próximas aperturas se cuenta un Mercure en Iguazú y un Ibis en Córdoba).
“Ninguno de nuestros inversores viene del sector hotelero; son empresarios que tienen excedentes financieros”, dice Albamonte. En valores oficiales, estima, un hotel de la línea superior de Howard Johnson, de unas 80 habitaciones, requiere “diez millones de dólares”.
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