Lunes 04 de agosto de 2014 |
Es momento de una nueva inserción internacional
En
los últimos días trascendió que la decisión del panel formado en la
Organización Mundial de Comercio contra la Argentina (tras la denuncia
de cuatro decenas de países por nuestra política comercial
sobreproteccionista alejada del derecho internacional) es condenatoria
de las prácticas comerciales de nuestro país.
Esta ocasión que nos
viene de afuera - y desde un organismo en el que participamos
voluntariamente y en igualdad, porque todos los países tienen un voto y
no hay vetos - es una buena instancia para rever las relaciones
económicas internacionales argentinas. Es notable que las prácticas
comerciales que son objeto de la decisión referida, además, nos han
perjudicado: las importaciones restringidas por nuestro país están
compuestas en un 80% por bienes necesarios para la producción nacional y
los bienes de capital (inversión), que componían 25% de las
importaciones hace diez años, hoy sólo explican el 15% de las mismas.
Adicionalmente, con exportaciones en descenso e inversión extranjera
retrayéndose, nuestro país ha desaprovechado un decenio de dinámica
inserción latinoamericana en el mundo. En este período, las
exportaciones del subcontinente crecieron 260% y la inversión extranjera
en la región se incrementó, cerca de quintuplicarse.La ocasión, puede ser útil para cambiar el rumbo. En primer lugar, alentando exportaciones en lugar de desalentar importaciones. Esto se obtendrá poniendo en orden el entorno macroeconómico argentino, pero además, llevando adelante procesos de negociaciones internacionales que permitan a productos argentinos competitivos (como alimentos y bebidas, minerales, bienes físicos basados en el diseño y el conocimiento, servicios o productos de la industria química) acceder a mercados en los que hoy encuentran dificultades por enfrentar barreras arancelarias o regulatorias, que por acuerdos internacionales se han atenuado para países vecinos (los que, así, mejoraron su competitividad). Según la Cepal, la Argentina accede a sólo 12 países/mercados con preferencias gracias a acuerdos de apertura comercial recíproca, mientras que Chile lo hace en 56 países/mercados, México en 50, Colombia en 35 y Venezuela en 29. Esos acuerdos, a la vez, deberían crear garantías para inversiones productivas adicionales.
¿Hacia dónde debería Argentina dirigir preferentemente (no exclusivamente) esos esfuerzos encaminados a mejorar su inserción comercial? En materia de comercio, se deberá actuar considerando que Asia en 2020 tendrá 4500 millones de habitantes (y dos tercios de las megaciudades en el mundo) y África 1300 millones. Serán los dos continentes más poblados y más demandantes de productos como los que la Argentina puede ofrecer. En materia de inversiones, se deberá generar condiciones para que capitales de los principales generadores de IED (países norteamericanos, europeos, China, Japón y Corea) se comprometan a producir en nuestro país.
Una herramienta de valor para ello será crear una moderna agencia de asistencia a las empresas en materia de inserción externa, que promueva el comercio (de bienes y servicios) e inversiones (receptivas pero también emisivas) a través de modernas tareas de inteligencia de mercados, asistencia técnica para el desarrollo de atributos competitivos, promoción de productos, empresas y marcas y gestiones para la incorporación de los mismos en cadenas de valor.
La Argentina podría duplicar el nivel de sus exportaciones en los próximos 10 años aun cuando no se repitan las alzas de precios de las que se benefició, podría triplicar la recepción de inversiones y debería incrementar la cantidad de grandes actores económicos internacionales (hoy, menos de 100 empresas exportan más de 100 millones de dólares anuales y apenas 4 empresas argentinas integran el lote de 70 principales multilatinas).
La reinserción económica internacional, así, generará un círculo virtuoso de riqueza, valor y empleo. La ocasión de hoy puede ser la oportunidad de mañana..
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