Diario "Clarín". Buenos Aires, 13 DE ABRIL DE 2014.
A dos años de la gira a Angola, las exportaciones cayeron 43%
BALANCE LAPIDARIO DE LA EXPEDICIÓN ENCABEZADA POR CRISTINA Casi nadie pudo cerrar negocios y los que lo hicieron tuvieron problemas para cobrar.
A dos años de la
exótica gira comercial a Angola organizada por el exsecretario de
Comercio Interior, Guillermo Moreno, y encabezada por Cristina Kirchner,
el balance es lapidario: las exportaciones a la excolonia portuguesa no sólo no aumentaron sino que se derrumbaron 43% respecto a lo que eran antes de la expedición oficial.
Las
exportaciones a Angola alcanzaban los US$ 221 millones en 2011. En mayo
de 2012, la Presidenta, Moreno, Héctor Timerman, Débora Giorgi, Beatriz
Paglieri, María del Carmen Alarcón, José Alperovich y José Luis Gioja
aterrizaron en Luanda. Junto a ellos, un jumbo de Aerolíneas con más de
200 empresarios y “El arca de Moreno”, un barco cargado con
productos nacionales. Cristina se reunió con el presidente José Eduardo
Dos Santos, que gobierna hace 35 años, habló de dos países
“complementarios en lo económico, político e ideológico”, bailó y
recorrió la exhibición argentina.La expectativa pasaba por conseguir un nuevo proveedor de gas y petróleo y al mismo tiempo abrir un mercado para la producción nacional.
No ocurrió ni lo uno ni lo otro. Los acuerdos entre las estatales YPF y Sonangol nunca se concretaron, mientras las exportaciones cayeron en 2012 a US$ 200 millones y en 2013, a US$ 127 millones, según la consultora Abeceb en base a datos del Indec.
El caso más patético se conoció hace algunos días: la firma entrerriana que terminó quebrando sin construir ni una de las 18 cosechadoras que la Presidenta anunció con orgullo que habían comprado los angoleños.
“Los angoleños resultaron ser muy informales, sin códigos ni respeto por los acuerdos”, describió a Clarín el bodeguero Carlos Spadone, que tuvo que perseguir un año a su distribuidor, el hermano de un ministro angoleño, para que le pagase las cajas de vino San Huberto que dejó en el viaje. “Sabía que era un país muy corrupto. Pero los corruptos toman vino y quizás más que nadie”, argumenta con pura lógica empresarial y admite que lo que no imaginó es lo que siguió: empresarios y funcionarios que se escondían por meses, sin responder llamados o correos.
Los dueños de Bahía Blanca Viviendas también tuvieron que sudar para cobrar su primer y último envío de casas prefabricadas. Al ruralista Ider Peretti nunca le pagaron las vacas lecheras que dejó en el Africa. “Vendimos las dos niveladoras que llevamos pero después nos dijeron que no tenían suficientes operarios capacitados para manejarlas y que les convenía comprar en Turquía y Brasil, donde tienen precios más competitivos”, explicó Martín Dosetto, de TBeH. “Invertimos US$ 8.500 en el viaje, fuimos con expectativas pero no concretamos ningún negocio ”, agregó Pablo Redondo, de la fábrica de golosinas Open Candy. “No hay reglas ni seguridad jurídica. Nos pedían que les mandáramos mercadería y no teníamos ninguna garantía de cobrar”, explicó Jorge Castillo, que soñaba con exportar la Feria La Salada a Angola.
Incluso entre los productos agrícolas, que representan el 90 % del total, el desplome de exportaciones fue abrupto. Ya en aquel momento, los argentinos advertían que a los angoleños les comenzaba a salir más barato conseguir granos en Italia y Holanda y carne en Paraguay, que traerlos de Argentina.
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