"Nunca tuvimos una estrategia para China"
El
director ejecutivo de la Cámara Argentino-China habla sobre la relación
bilateral y las posibilidades comerciales entre ambos países
Cuando
hace 20 años llegó a la Cámara de Comercio Argentino-China de la
producción, la industria y el comercio, había 40 socios. Hoy son más de
300 y cada semana se suman tres o cuatro. Casi al mismo tiempo que
explica que cada vez hay mayor interés del empresariado local por hacer
negocios con el gigante asiático, Ernesto Fernández Taboada, director
ejecutivo de la Cámara Argentino-China, dice que el país nunca tuvo una
estrategia de relacionamiento.?"Ultimamente nos dimos cuenta de que
China puede ser un aliado interesante, no sólo para venderle productos o
como fuente de financiación, sino como socio en algunos proyectos.
Ahora se ha tomado conciencia de la importancia de China como mercado.
Espero se abra una estrategia a largo plazo y que los futuros gobiernos
apoyen y sigan con esta estrategia. No creo que estemos hablando de un
neocolonialismo, como dicen algunos".
¿Riesgo de una invasión de productos chinos?-Está muy acotado. La industria nacional está razonablemente protegida: textiles, calzado y juguetes, que son los que más reclaman protección. Creo que somos socios con beneficio mutuo.
¿Qué cambios percibió en China en los últimos 20 años?
-¡Muchísimos! La primera vez que viajé a China fue en 1988, integrando la delegación que acompañó al presidente Alfonsín. Entonces todavía se podían ver chinos vestidos con traje Mao, muchísimas bicicletas y pocos autos. Hoy para encontrar a alguien vestido así hay que ir a las zonas rurales y cruzarse con una persona mayor de 80 años. Aún no era un fabricante de productos electrónicos y de alta tecnología, sino un país fabricante de productos baratos de consumo.
Se trata de un mercado que cambia rápidamente porque los chinos están adoptando costumbres occidentales, aunque siguen siendo chinos.
La clase alta china lidera estos cambios. Es gente que viaja al exterior y cuando vuelve trae algunas costumbres, por ejemplo, aderezar las ensaladas con aceite de oliva, comer pan con manteca. Los chinos de clase alta son muy marquistas, les encanta usar ropa y artículos de marca y exhibirlos.
El golf y el polo tienen gran éxito. Se hizo hace poco en Pekín una feria muy importante de caballos en la que hubo participación argentina. Se firmó un protocolo para exportar caballos deportivos, cosa que no es muy fácil porque la cantidad de trámites, pero no es imposible.
¿Y la política migratoria china?
-Cambió el sistema de permanencia de extranjeros en China. Antes había una o dos opciones de visa para entrar al país, hoy existen siete u ocho: se puede pedir una visa para una entrada única, para múltiples entradas, para un año, para estudiantes, periodistas, hombres de negocios, turismo. Ampliaron las posibilidades para que un extranjero visite China.
El perfil productivo y la matriz exportadora de China cambió mucho en los últimos 20 años, ¿cambió lo que la Argentina le vende?
-Seguimos siendo proveedores de productos agroindustriales y muy pocos con mayor valor agregado, aunque siempre decimos que la soja también es un producto con valor agregado -detrás hay mucha tecnología e investigación-. Sí se amplió el rango de productos que exportamos. El año pasado se hizo un primer envío de 200 toneladas de quesos de una cooperativa de Córdoba.
En julio, cuando vino el presidente Xi Jinping, además de los acuerdos oficiales se firmaron 25 acuerdos privados. Uno de ellos lo hizo la empresa Baggio, de Entre Ríos, que hace jugos de frutas, y fue para un envío de agua potable. China tiene muchísimos problemas con el agua potable. Más del 85 % de sus recursos hídricos están contaminados con detritos y desechos industriales.
¿Cuáles son las principales barreras que tiene que sortear una empresa argentina para hacer negocios con China?
-Un primer problema es la falta de conocimiento del mercado chino, la diferencia cultural y la distancia. Es un mercado en el que hay que entrar e invertir tiempo y dinero. No se pueden hacer negocios en el corto plazo.
La cultura china de negocios es totalmente diferente de la occidental. Hay que viajar varias veces antes de cerrar un acuerdo. Si queremos hacer negocios con un alemán, un francés o un brasileño, lo más probable es que a la quinta operación nos hagamos amigos del comprador. En China es al revés: primero tenemos que ser amigos del comprador y después y podemos empezar a hacer negocios.
Entonces es un mercado vedado para las pymes, no hay muchas que tengan espalda para invertir dos años en viajes y espera.
-El problema para las pymes es que hay que viajar dos o tres veces por año y cada viaje representa US$ 5000. Por eso les decimos que le hagan caso a la Fundación ExportAr y a la ICBC que fomentan la creación de consorcios de exportación. Esa es la solución para las pymes.
¿Cree como Jorge Castro que China podría ser hoy a la Argentina lo que Inglaterra fue en el siglo XIX?
-La prueba está en que es el país que nos está ayudando. Están haciendo inversiones, financiando obras de infraestructura como las represas de Santa Cruz, la renovación del ferrocarril Belgrano Cargas. Van a intervenir seguramente en la construcción de Atucha III, el comercio es intenso.
En noviembre de 2008 el gobierno chino dio a luz el llamado Documento sobre América latina y el Caribe. Es una decisión para que las empresas, organismos y entidades chinas se inserten en la región después de haberlo hecho con éxito en África. Y la idea es insertarse en lo comercial, económico, político, deportivo y cultural. Creen que América latina y China tienen que estar asociados.
¿Tiene un costo eso?
-No sé si tiene un costo pero ¿cuál es la alternativa si no tuviéramos a los chinos que nos estén dando una mano? No podríamos hacer la represa ni renovar el Belgrano Cargas. ¿A quién le venderíamos toda la soja que exportamos?
Muchas veces se critica el hecho de que a China sólo le vendemos materias primas pero si se analiza el comercio exterior argentino se ve que la mayoría de nuestros productos industrializados con alto valor agregado no pasan del Mercosur. No le vendemos ni a Alemania ni a Francia. Quiere decir que algo pasa, o no somos competitivos en productos industrializados o no tenemos la tecnología adecuada o la escala o la paridad de la moneda nuestra con el dólar no es la adecuada.
El año pasado el comercio bilateral dejó un déficit para la Argentina de alrededor de US$ 6300 millones, 8% más que en 2013. China se concentró en su mercado interno. ¿Qué impacto puede tener eso en la región?
-Esta nueva política del gobierno chino iniciada en 2013 por la que el presidente Xi Jinping busca reactivar el mercado interno y trata de suplantar los mercados externos que han bajado su demanda, es totalmente beneficiosa para nuestra región.
El hecho de que reactiven el mercado interno y se acelere la transferencia de grandes masas de población de los sectores rurales al sector urbano trae como consecuencia una mayor demanda de materias primas, de alimentos, vestimenta, entretenimiento y turismo hacia el exterior porque esta gente pasa a tener un estándar de vida mejor.
Si a eso le sumamos los convenios firmados entre nuestro país y China en julio veo 2015 con mucho optimismo. Habrá nuevas inversiones. Los chinos que quieran visitar nuestro país por trabajo y turismo tendrán menos restricciones. Creo que con esto se abrirá un poco más el mercado chino para nuestros productos.
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