Lunes 24 de octubre de 2011
Boudou, el vice que ya se permite soñar con 2015
Tiene toda la confianza de la Presidenta y suma poder
A puro vértigo de campaña, no sólo sumó algunos kilos producto del desarreglo de su rutina, sino, sobre todo, acumuló millaje en su fugaz carrera política: encabezó 96 actos en todo el país, mantuvo numerosas reuniones con dirigentes de distintos sectores y se instaló como una figura con proyección dentro del kirchnerismo, según reconstruyó LA NACION de fuentes oficiales.
El spot publicitario que lo tuvo como protagonista no de casualidad se tituló "La fuerza la de alegría". Su cruzada electoral incluyó recitales junto con La Mancha de Rolando, pogo con militantes y caminatas improvisadas por los pueblos. Cenó milanesa con papas fritas en el ciclo de TV Sábado Bus y aceptó una larga entrevista para la revista Rolling Stone . Fue la contracara de la imagen del luto de la viudez.
Más allá de la euforia, Boudou construye con cálculo su propio espacio. No tiene aún objetivo específico. Eso dependerá, dicen, del rol que le otorgue la Presidenta. Fue elegido por su "lealtad" y no se moverá sin autorización. En principio, su primera tarea será trabajar en la transición del Ministerio de Economía y, en simultáneo, ya ordenó un escaneo completo de cómo funciona y quiénes conformarán el Senado.
Hasta ahora, fue un candidato multipropósito: primero recorrió la provincia de Buenos Aires, después intentó ser jefe de gobierno porteño y, al final, fue ungido vicepresidente.
Esa imprevisibilidad no impide que, aunque falte una eternidad, sueñe con un papel protagónico en 2015 y ya despierte resquemor anticipado en el PJ.
Su equipo político
Tiene un equipo político reducido. Su hombre de confianza es Juan Zabaleta, ex concejal de Morón y referente del peronismo provincial. Los apoyos que recibió en sus actos reflejan sus empatías dentro del Gobierno.Los funcionarios que más lo acompañaron fueron Diego Bossio, director de la Anses; el secretario de Transporte, Juan Pablo Schiavi, y el viceministro de Economía, Roberto Feletti. También se acoplaron, con diversa intensidad, el ministro de Agricultura, Julián Domínguez, y el secretario de Comunicación Pública, Juan Manuel Abal Medina. Tejió, además, una aceitada relación con el gobernador de Buenos Aires, Daniel Scioli, motivo que agrega tensión a su poca sintonía con el futuro vicegobernador, Gabriel Mariotto, de indudable estirpe kirchnerista, con quien casi no compartió encuentros proselitistas.
Boudou comenzó a subir la escalera hacia el poder en 2008, cuando como titular de la Anses propuso la estatización de los fondos jubilatorios. Había trabajado durante diez años en el organismo previsional al que ingresó, por azar, como analista presupuestario. No contaba con muchos pergaminos: en Mar del Plata, donde se crió, había sido disc jockey y gerente de una empresa de recolección de basura. Tampoco cotizaba para su rápido ascenso su paso por la Unión para la Apertura Universitaria (UPAU), rama estudiantil de la Ucedé, fundada por Alvaro Alsogaray.
Siempre fue audaz e hiperactivo, no lo detuvo ni siquiera una cirugía de cadera, allá por 2003, que lo condena aún a llevar un clavo en esa zona.
A los 47 años, cultiva un estilo de vida más propio del exhibicionismo noventista, que del bajo perfil oficial: vive en Puerto Madero, es habitué del restaurante Happening y suele salir en revistas del corazón esquiando en Bariloche o paseando con su novia, la periodista Agustina Kämpfer.
Es amante de las motos -tiene una Harley Davidson y una BMW Adventure- y colecciona guitarras eléctricas. La última, un regalo del cantante Manuel Quieto, lleva estampada la bandera argentina y fue confeccionada por DOH, la firma de luthiers preferida del legendario Pappo Napolitano..
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