viernes, 12 de junio de 2015

DERECHO ESPACIAL 2014. Pipinas: el pueblo olvidado que sueña ser una "ciudad espacial"



Pipinas: el pueblo olvidado que sueña ser una "ciudad espacial"

Queda a 90 kilómetros de La Plata y hoy tiene apenas 957 habitantes; todos hablan de las mejoras y el crecimiento que promete el desarrollo del nuevo programa espacial argentino
Por   | LA NACION

PIPINAS, Buenos Aires.- Pipinas luce diferente. El pueblo que había quedado olvidado y abandonado hace años, cuando cerró la cementera que le dio origen, empezó a revivir hace poco más de un año con la instalación el proyecto más ambicioso del país en materia espacial: el Tronador II, un lanzador de satélites, el primero de América latina.
El cohete , que hoy descansa en el hangar 7 de la base aeronaval de Punta Indio, es el tema obligado de conversación de los 957 pobladores que están sensibilizados por las noticias del despegue fallido del 26 de febrero pasado.
"Mi vida no cambió por el cohete, pero a Pipinas la ayudó mucho. Nosotros seguimos haciendo una vida normal, pero ahora se recuperó el polideportivo, el hotel tiene las habitaciones ocupadas y ya adoptamos a los científicos que vienen al pueblo", contó Romina Peralta, una maestra de 30 años que hace de guía a LA NACION.
"Además, el lugar donde se lanza después va a quedar para el pueblo. Hicieron una inversión enorme", agregó, mientras indica que a pocas cuadras de su casa están las oficinas que la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae) levantó en Pipinas o "Pipinas Space Center", como figuraba en el cartel del centro de comando el día del lanzamiento.
Pero la elección del lugar no es casual. Según Juan D'Amico, concejal opositor, la razón es que el titular de la Sindicatura General de la Nación, Jorge Reposo, es de Verónica [una localidad vecina] y consiguió traerlo. "No se puede entender por qué el día del lanzamiento fallido no invitaron a ningún concejal de la oposición, pero Reposo estaba ahí al lado de Julio De Vido [ministro de Planificación Federal]."
Hernán Y. Zurieta es el intendente kirchnerista de Punta Indio. Según él, el proyecto Tronador II se instaló allí luego del ofrecimiento de los hangares de Punta Indio para armar el cohete que lanzará pequeños satélites.
"Primero sólo se iba a armar el vector [cohete]. Después surge la posibilidad de hacer las pruebas de los motores", explicó a LA NACION en su despacho de la ciudad de Verónica.
"El impacto social es muy importante. Somos los responsables de lo que pasa, pero también de lo que pasó. Se fue el tren, se fue la fábrica y se fue el Estado, y nadie salió a proteger al pueblo. Ahora los diputados piden informes, pero antes nadie se acordó de Pipinas", agregó.
A unas seis cuadras de la plaza principal, además de las oficinas, están los contenedores que funcionaron como lugar de comando remoto del cohete Vex 1A, que en su primera prueba apenas despegó del suelo.
En el mismo lugar y como una muestra tangible de la reanimación de Pipinas, hay un predio recuperado del camping y una piscina para todo el pueblo.
Peralta evita hablar de política y de las observaciones que se le hacen al proyecto como, por ejemplo, el combustible potencialmente contaminante que utiliza. "Puede ser que tenga un mínimo de riesgo, pero yo trabajo de museóloga en el Centro Astronómico de La Plata y veo el interés y la pasión con la que trabajan los científicos. Acá antes había una chimenea que emitía un humo blanco que nadie controlaba. No creo que sea más peligroso que eso", indicó Peralta.
Cruzando un espacio verde con juegos para chicos, el hotel, ese que nació y murió con la cementera que llegó en los años 30, hasta que una cooperativa empezó a recuperarlo.
"Decidimos apostar al largo plazo y este proyecto ayudó muchísimo a la recuperación", sostuvo Breyner Torres, uno de los miembros de la cooperativa y encargado del Hotel Cooperativa Pipinas Viva, que cuenta con 15 habitaciones disponibles.
Esos cuartos son los que se han transformado casi en viviendas del personal de Conae que trabaja en el vector que lanzará satélites. Este pueblo es el lugar elegido para hacer los ensayos antes del lanzamiento, que sería a fines del año próximo, en Punta Alta, cerca de Bahía Blanca.
Pero en este pequeño pueblo, a 90 kilómetros de La Plata, aún le faltan varias emociones por vivir. Es que todavía restan por lo menos seis ensayos en la plataforma de despegue que se construyó en un espacio conocido como La Capetina, que era un cangrejal en medio de dos campos privados. A decir verdad fue el segundo lugar elegido, ya que el primer espacio quedó descartado porque era un área de práctica de tiro y se hallaron misiles de prueba de las Fuerzas Armadas.
Para D'Amico, no todo es transparente: "Lo que yo observo del proyecto es la falta de seriedad institucional con el que se planteó. Al Concejo Deliberante sólo llegó el permiso para la cesión de tierras. No se conoce cuál fue la inversión, cómo se hizo, quién la controla. Y hay prioridades. Estas localidades tienen muchas necesidades".
El pueblo mantiene sus costumbres. Duermen la siesta con las puertas abiertas y se conocen todos. Incluso a los dirigentes políticos les cuesta hablar mal de su contrincante. Pero, claramente, hoy el Tronador II es un tema sensible..
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Polémica por el combustible del cohete

Utiliza hidracina y ácido nítrico, potencialmente contaminantes
Los primeros análisis del proyecto Tronador II comenzaron en 1999. Sin embargo, los ensayos y la construcción de las plataformas de lanzamiento tomaron fuerza desde 2012.
Un experto de la NASA consultado por LA NACION, que pidió reserva de su identidad, cuestiona el uso de la hidracina y ácido nítrico como combustible para la propulsión del VEX 1 A. "La hidracina se utiliza en pequeñas cantidades. Estos cohetes tienen decenas de toneladas de combustible. Si cae en el lugar indebido puede producir una tragedia y provocar contaminación por años", indicó.
El Tronador II pretende ser el primer lanzador de satélites de arquitectura segmentada (por debajo de los 250 kg) que brindarán información aplicable en agricultura, pesca, hidrología, gestión de emergencias y planificación territorial, entre otras.
Según la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae), "la razón para el uso de propelentes hipergólicos (en que el combustible enciende al simple contacto con el oxidante) da gran confiabilidad y precisión para el encendido y reencendido". El organismo citó ejemplos de otros lanzadores como el Ariane 5 y el Delta II que utilizan el mismo combustible. "El Tronador II sólo necesitará 1400 kg de hidracina y 2500 kg de ácido nítrico en la versión definitiva", se dijo oficialmente ante el requerimiento de LA NACION.
El combustible es fabricado por la propia Conea en el Centro Espacial Teófilo Tabanera, de Córdoba, y trasladada a Pipinas "utilizando transportes apropiados habilitados para ese tipo de cargas, con escolta de Gendarmería", indicaron en el organismo.
"En cuanto al riesgo ambiental (toxicidad), si bien en estado de alta pureza requiere ser manipulada con medidas apropiadas, tal como ocurre en muchos productos de la industria química, ello se refiere a ambientes cerrados", sostienen.
Las medidas de seguridad que se tomaron el 26 de febrero pasado incluyen la evacuación de las personas a 8 kilómetros de diámetro del lanzamiento, incluido el mar.
La zona de lanzamiento está dentro del Parque Costero del Sur, reserva de la Biósfera de la Unesco. En ese sentido, el intendente de Punta Indio, Hernán Y Zurieta, indicó: " Siempre hay un mínimo impacto, pero no más que lo que son las fumigaciones de glifosato o una estación de servicio. Igual siempre pedimos los informes de impacto y Conae siempre responde, por lo tanto estamos tranquilos al respecto", aseguró. El proyecto cuesta unos $ 2000 millones, según la información oficial..
 
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 Diario "Clarín". Buenos Aires, 9 de marzo de 2014.

Cohete fallido: en Pipinas levantaron todo, pero ya hablan de otra prueba

EL VECTOR QUE VOLÓ APENAS DOS METROS Y SE DESPLOMÓNo queda personal de la CONAE y las instalaciones permanecen cerradas. Pero el proyecto sigue adelante.
  • Guido Braslavsky

Pipinas volvió a ser la semana pasada ese pueblito tranquilo y cubierto de árboles a la vera de la ruta 36, donde sus n ovecientos habitantes se conocen todos y, si ven algún extraño, ya se acostumbraron a razonar que está allí “por el cohete”. El “cohete” es parte del ambicioso proyecto aeroespacial Tronador II, que busca poner satélites en el espacio y al que el Gobierno destinó $ 2 mil millones . La calma volvió de a poco a Pipinas luego de que el pueblo se transformara por varios meses en “el Houston argentino”, sede del centro de control del primer intento de lanzamiento, el miércoles 26 de febrero.
“Hasta ese día no paraban de pasar las camionetas de la CONAE (la Comisión Nacional de Actividades Espaciales)”, cuenta Maribel mientras lava la vereda de su casa, a dos cuadras del complejo municipal que alberga el centro de control y donde alrededor de las tres de la tarde de aquel día se “apretó el botón” de partida del vector Vex 1A, en presencia del ministro Julio de Vido y otros altos funcionarios.
El cohete logró alzarse unos dos metros pero enseguida desvió su trayectoria y cayó al suelo envuelto en las llamas de su propio combustible.
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El Gobierno -que mantuvo el ensayo casi en secreto y sólo dio explicaciones luego de que Clarín publicara la información la semana pasada-, calificó de “exitoso” el ensayo aunque admitió que los primeros lanzamientos pueden no realizarse “de la manera esperada”.
Según las fuentes esto era que el cohete se elevara 300 metros y cayera al río, para recuperar sus partes. En Pipinas –Punta Indio– aseguran que desde el pueblo, distante unos 15 kilómetros en línea recta de Punta Piedras, donde estaba la plataforma de despegue, pudo verse una lengua de fuego seguida de una nube blanca (ver foto).
El jueves ya no quedaba personal y el centro de control estaba cerrado. “Levantaron lo que quedaba y los últimos de la CONAE se fueron esta mañana”, contó un vecino. El pequeño Hotel Pipinas, recuperado y administrado por una cooperativa, también quedó casi vacío. A cien metros del centro de control, estuvo desbordado en las últimas semanas por técnicos y científicos.
Tras el lanzamiento que el Gobierno pide ver como un ensayo y rechaza que haya sido fallido, muchos estaban en su restaurante cuando entró a hablarles Marcos Actis, el rector de la Facultad de Ingeniería de la UNLP, protagónica en el Tronador II junto a la CONAE -que depende del Ministerio de Planificación- y la empresa fabricante Veng. Según un testigo, Actis les dijo que todo iba bien porque el cohete logró elevarse y era el primero de seis ensayos.
En Punta Piedras, el cohete semipartido también fue retirado.
Para llegar deben hacerse 13 kilómetros por una ruta de conchilla hasta el camino conocido como La Capetina (hubo alguna vez un club de pesca), donde un policía solitario frena el paso. Son 600 metros antes de lo que alcanza a verse como un hangar y otras instalaciones menores.
El día del lanzamiento 8 km a la redonda fueron evacuados, en realidad unos pocos vecinos que viven en sus campos, en un paisaje donde mandan las vacas y los mosquitos.
La zona se activa en temporada porque la ruta 36, que conecta a la 11, es una alternativa a la 2 para viajar a muchas playas. Pipinas es un pueblo centenario que conoció el esplendor y creció en torno a la cementera Corcemar, comprada y cerrada por Loma Negra en 2001.
Su población se redujo a un tercio.
Lo que fue el centro recreativo de la fábrica es hoy el complejo municipal donde está el “control” del Tronador II, a instancias del intendente K Hernán Yzurieta.
En Verónica, ciudad cabecera de Punta Indio, el director del diario El Colono, “Polo” Márquez, cuenta a Clarín que el Tronador II “tuvo mucho impacto laboral”. Destaca la relevancia de que la zona haya sido elegida y sobre riesgos de contaminación -los críticos ponen el acento en el combustible usado, la hidracina-, reenvía a las explicaciones que dieron Actis y el titular de la CONAE, el físico Conrado Varotto ante el Concejo Deliberante. Este aseguró que no esperan problemas ambientales y que a lo sumo no serían mayores que el de “una estación de servicio”.
El ensayo del 26F había sido postergado varias veces. Se afirma que al fin le dieron vacaciones a la gente. Pero volverán para la siguiente prueba, en plazo que permanece en el misterio y el secretismo que el Gobierno le impuso hasta ahora a toda la operación.

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