Martes 16 de diciembre de 2014
Zonas francas
Un régimen a contramano del péndulo comercial regional
Esta
herramienta cumple en la Argentina 20 años y no logró aún superar las
discriminaciones operativas internas y del Mercosur que opacan su
potencial
Veinte años pasaron desde la promoción del régimen de zonas francas en la Argentina con la promulgación de la ley 24.331.
Va
de suyo que mucho ha cambiado en estas dos décadas, que el comercio
exterior ya no es el mismo, y que por ello el sistema de zonas francas
es un tópico que necesita incluirse en la agenda de la política
comercial del país y que debe ser sostenido por directrices, no ya
gubernamentales, sino de Estado, que le aseguren su estabilidad, el
respeto por las inversiones ejecutadas en el marco del mismo y la
oportunidad de un crecimiento sostenido que asegurará del mismo modo el
potenciamiento de los proyectos que se desarrollen al abrigo de esta
herramienta de comercio exterior.Las políticas comerciales de los países de la región en relación con las zonas francas se mueven como un músculo muy flexible que acompaña de manera coordinada las necesidades del comercio exterior, facilitando las condiciones de radicación y creando entornos amigables para la generación de negocios en torno a éstas.
Diferente
En la Argentina, el régimen se comporta de manera diferente. Se impusieron barreras a la radicación de proyectos productivos; la resolución 270/98 de la AFIP no permite que los productos producidos en una zona franca tengan como destino el territorio aduanero general (TAG, salvo por los bienes de capital que no registren antecedentes de producción en el territorio), de modo que los proyectos de transformación, elaboración, combinación, mezcla o cualquier otro perfeccionamiento tienen como condicionante que deben ser exportados a otros países.Esta discriminación que tienen las zonas francas para volcar al menos parte de sus producciones al mercado doméstico toda vez que es imposible pensar en una industria que oriente el 100% de su producido al mercado externo es una condición que no se da siquiera en los países industrializados de Europa ni en los gigantes asiáticos, cuyas escalas y costos harían más fácil pensar un modelo de industria 100% exportable.
Espejismo
De este modo, la legislación argentina nos plantea un espejismo en términos de potencial productivo de las zonas francas y nos lleva a despejar el interrogante de si es posible pensar en penetrar en mercados extranjeros con competitividad y escala si continuamos discriminándolas desde el mercado local (que es el que permite apalancar la capacidad competitiva y de escala necesaria para que una empresa, principalmente pyme, pueda internacionalizar un modelo de producción).Las zonas francas fueron diseñadas principalmente para la radicación de industrias pymes. En tal sentido, sabemos como dato de la realidad de nuestro comercio que el grueso de la exportación de las pymes argentinas tiene como principal mercado de exportación al Mercosur y, para ser más exactos, a Brasil como principal destino de la producción exportable local proveniente de fuerzas productivas pymes.
Continuando con las discriminaciones, en este caso, la barrera ya no es local, sino que proviene de una norma de rango supranacional como la decisión N° 8/94 del Mercosur que les quita la preferencia arancelaria a aquellas mercaderías de origen Mercosur producidas o por lo menos introducidas en una zona franca de un país miembro para ser ingresadas luego a otro país miembro.
Con esto se aseguró la ineficiencia de la herramienta en el marco del acuerdo regional con excepción de Manaos y de Tierra del Fuego: el primero, un modelo exitoso de exportación a toda la región; el segundo, un modelo de inclusión de mano de obra local en el ensamble de insumos y/o bienes intermedios con un alto costo fiscal para la promoción de exportación al territorio aduanero general y con déficit de exportación a terceros países.
Actualización
Esta realidad pone de manifiesto que la legislación nacional en materia de zonas francas necesita una actualización que les permita a estos enclaves generar el clima y entornos amigables para la radicación de proyectos de mano de obra intensiva o de incorporación de mano de obra local en los procesos que incorporen insumos o bienes intermedios extranjeros y de origen local, de modo de privilegiar esa mano de obra local por sobre la mano de obra extranjera, que se encuentra presente en la importación de bienes de consumo al territorio aduanero general.Para ello, las zonas francas ofrecen actualmente la capacidad instalada necesaria, la concentración de los operadores de comercio exterior y de los actores de la cadena logística que participan necesariamente en el comercio exterior, el acceso a los principales corredores logísticos y la inmediatez con el sistema multimodal.
El complemento necesario es una legislación adecuada que permita hacer los ajustes a la realidad del comercio exterior del siglo XXI y que permita competir con igualdad frente a los socios regionales que han desarrollado zonas francas con un alto grado de integración con el mercado local sin que ello menoscabe la industria nacional.
Inversión extranjera
En un modelo macroeconómico donde la única fuente de generación de divisas proviene de la exportación de commodities, las zonas francas ofrecen también la posibilidad de crear entornos apropiados para la generación de inversión extranjera directa como lo han demostrado las economías de países como Colombia, República Dominicana, el Salvador o México, por citar sólo casos exitosos a nivel regional. En el otro extremo y como expresión máxima de estos enclaves se encuentra China, con áreas y regiones económicas bajo el régimen de zonas francas, y similar experiencia han desarrollado los Emiratos Árabes Unidos en vastas regiones y proyectos incentivados bajo el régimen de zonas francas.Los modelos y la experiencia a nivel global demuestran que la herramienta de las zonas francas, incluso en los países de alto grado de industrialización, es un esquema virtuoso y necesario que permite corregir asimetrías locales en términos de plataforma de producción con destino al mercado local y permite achicar los déficits de competitividad cuando se enfoca en la penetración de mercados extranjeros.
En la Argentina, las condiciones están dadas, sólo resta barajar y dar de nuevo para poner en equilibrio un régimen que ha quedado ha contramano del péndulo del comercio exterior de nuestra región.
El autor es presidente de Buenos Aires Zona Franca La Plata SA..
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