martes, 18 de agosto de 2015

ESPAÑA - ARGENTINA 2009 Zapatero pide soluciones por Aerolínas




Reclamo conjunto al G-20 para una reforma estructural en el FMI

Rodríguez Zapatero y Cristina Kirchner pidieron que tenga una composición más equilibrada
MADRID (De un enviado especial).- Cada uno a su turno, Cristina Kirchner y José Luis Rodríguez Zapatero coincidieron ayer públicamente en los temas de la agenda que, a criterio de ambos, debería resolver la cumbre del G-20 que se desarrollará en Londres el 2 de abril próximo: los mandatarios reclamaron una reestructuración de los organismos financieros internacionales y pidieron por la supresión de los paraísos fiscales como medidas para hacer frente a la crisis económica mundial.
Fue durante la conferencia de prensa que brindaron en el Palacio de la Moncloa, al término de un encuentro que mantuvieron a solas. Rodríguez Zapatero fue el primero en hablar. Puntualizó tres medidas en busca del multilateralismo. "Hacen falta tres medidas, y la primera es la reforma del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial (BM), para que tengan una composición, y por ende una responsabilidad, mucho más equilibrada entre los diferentes países", precisó.
La segunda medida, según el presidente español, es alcanzar "el compromiso del FMI con el fin de concertar un sistema de supervisión último del orden financiero mundial, que todos los países estén dispuestos a respaldar".
"En tercer lugar, hay que avanzar en la supresión de los paraísos fiscales, y en un corto plazo. La creación de un nuevo orden financiero mundial tiene mucho que ver con los paraísos fiscales. Pero si avanzáramos en esos tres puntos sería un gran resultado la cumbre de Londres", subrayó Rodríguez Zapatero.
A su turno, Cristina Kirchner coincidió con Zapatero en la necesidad de suprimir los "paraísos fiscales", y pidió "reglamentar en serio el movimiento de capitales internacionales".
"Es necesario un resguardo fundamental para evitar las maniobras de especulación y ataques que muchas veces se hacen sobre las monedas de distintos países para obtener ganancias imposibles de cuantificar", dijo.
"Es el dinero electrónico. Alguien aprieta un botón en la computadora y de pronto 4000 millones de dólares de un país se van inmediatamente a otro lado, a un paraíso fiscal o cualquier otro lado", expresó.
La jefa del Estado reivindicó además los reclamos argentinos de 2003 en adelante para la reformulación de los organismos multilaterales de crédito y políticos, y dijo que las políticas "deben ser contracíclicas, diametralmente opuestas a lo que recomendaba el FMI".
La Presidenta, que visitará Londres para la cumbre del G-20 justo en coincidencia con un nuevo aniversario del conflicto bélico por las Malvinas, formuló un reclamo al Reino Unido por su falta de voluntad para discutir la cuestión de la soberanía de las islas, pese a la decisión de la ONU en ese sentido.
Cristina Kirchner pidió que "el Reino Unido cumpla con la resolución de las Naciones Unidas" y dijo que organismos como la ONU deben contrarrestar la "desigualdad en el sistema de toma decisiones".
 
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La gira presidencial: un balance positivo

Kirchner, satisfecho luego de un viaje que no olvidará

Subraya el apoyo de líderes europeos
El presidente Néstor Kirchner prefiere no analizar cómo le fue en su primera gira por Europa. "Eso evalúelo usted", invita. Al subir al avión en Madrid, el último punto de la escala, hizo un gesto con la mano, como quien festeja un triunfo muy ansiado, y, en una charla íntima, confió que era más de lo que esperaba. Sus palabras traslucían la seguridad que brindan los logros contundentes.
El paso europeo a menos de dos meses de gestión en la Casa Rosada era para Kirchner una carta vital en su planificación de gobierno. Ponía a sometimiento internacional el respaldo que el país necesita con miras a la construcción futura de la relación con el mundo. Buscaba revelar el objetivo primordial de su gestión.
Llegó con un discurso sencillo sustentado en un puñado de puntos vitales y se lo repitió a cada mandatario con quien se encontró. Y lo hizo con un modo poco habitual en este tipo de cónclave, con la crudeza que ya impuso Kirchner como parte de su estilo de gobernar.
Ese cuadro de situación, que tuvo pocas variantes en su recorrido, comenzó en la cumbre de gobiernos progresistas. Lo inauguró con el primer ministro británico, Tony Blair, a quien le habló de su intención de reinsertar a la Argentina en el mundo, de recuperar la confianza de los inversores y de restablecer la seguridad jurídica. La aparente contundencia de su discurso, en una charla de 25 minutos a solas, le valió el reconocimiento del anfitrión, que lo eligió para el discurso inicial de la cumbre.
En ese encuentro, que surgió informalmente a la hora del café, tras una cena en las afueras de Londres, Kirchner le planteó a Blair la intención de volver a discutir la soberanía de las islas Malvinas. Un punto sensible para los argentinos e incómodo para tratar en el Reino Unido. Kirchner se fue con la tranquilidad de haber sido el primer presidente que planteó ese tema desde 1982.
Se preparó bien para verse con Gerhard Schröder. Sentía preocupación de que el canciller alemán le reclamara qué hacer con los bonos de consolidación de deuda que resultan incobrables en el exterior y que podrían disparar embargos sobre cuentas y sedes diplomáticas. Eso no ocurrió y Schrsder, como Blair y como el premier canadiense, Jean Cretien, ofreció apoyar a la Argentina para lograr un acuerdo estable con el Fondo Monetario Internacional.

Política y economía

Las cuestiones políticas iban a mezclarse en la Europa continental con los negocios. La delegación se reforzó, por eso, con el ministro de Economía, Roberto Lavagna. Romano Prodi, de la Unión Europea, fue duro con los reclamos. Los empresarios franceses también hubieran querido hacer su cuadro de situación de las empresas de servicios en el país. Pero Kirchner faltó a la cita.
Jacques Chirac los reivindicó. Después de brindar el apoyo francés a la negociación con el FMI, le dijo que sabía que había aumentado la recaudación gracias a los nuevos índices económicos, pero que las tarifas estaban un poco congeladas.
La cuestión de los derechos humanos (Chirac habló del caso del ex capitán Alfredo Astiz, lo que sorprendió a Kirchner) dejó, a pesar del sofocón de tarifas, una buena impresión de la reunión para el Gobierno.
Los más ansiosos por plantear al Presidente qué hacer con sus empresas eran los españoles. "La cosa era agarrar el micrófono primero -se oyó decir a Kirchner en el avión-. Cuando hablás de plata hay que ser crudo y directo. A nadie le gusta perder."
Hubo fuego cruzado y, a pesar de que trascendió con cuentagotas lo que pasó en aquel desayuno madrileño, Kirchner admitió entre sus íntimos que cuando uno se presta al intercambio de golpes puede salir herido. No hacen falta mayores datos para saber cómo fue la reunión.
También llegó el aval de José María Aznar, jefe del gobierno español, que le anotó su celular particular y le dijo: "Si alguien te molesta, me llamas".
Hasta que Lavagna y el canciller Rafael Bielsa recibieron el fax desde Washington con la invitación para visitar la Casa Blanca el miércoles próximo, el Presidente ya estaba más que conforme con su gira europea. Esa noticia completó una semana que no olvidará fácilmente. Será otra prueba grande. .
Por Alejandro Di Lázzaro De la Redacción de LA NACION 
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La primera dama deslumbró a los mandatarios en Europa

Le aclaró a Chirac que viajó para "acompañar al Presidente"
"¡Qué orgullo para mí tener al Poder Ejecutivo y al Legislativo de la Argentina en mi casa!", dijo Chirac para congraciarse con la invitada. Las palabras de la esposa de Néstor Kirchner casi pisaron los últimos vocablos del líder francés: "Yo no estoy aquí como legisladora, vine a acompañar al presidente de los argentinos".
La anécdota ocurrió en el Palacio del Elíseo. Los protagonistas fueron el presidente dueño de casa, Jacques Chirac, y la primera dama argentina, la senadora Cristina Fernández, en una de las reuniones oficiales en Francia. Ese fue el espíritu de la presencia de la esposa de Kirchner durante la primera gira por Europa.
A diferencia de las últimas primeras damas, Cristina Fernández proviene de la política. Fue una militante peronista de siempre y ocupa desde hace años puestos electivos. No eran los casos de las esposas de Fernando de la Rúa y aun de Eduardo Duhalde, que durante el año y algo más de gestión casi siempre viajó con su esposa, Hilda González.
La senadora Kirchner se movió sola cuando el protocolo no exigía su presencia y estuvo al lado de su esposo cuando se encontró con Chirac, con los reyes de Borbón Juan Carlos y Sofía y con el jefe del gobierno español, José María Aznar.
Claro que el primer escalón de la gira de su esposo lo subieron juntos. Ni el Presidente ni la senadora habían estado nunca en Europa. Lo habían planificado una vez, a mediados de 2001, para conocer Roma y otras ciudades italianas a fin de ese año, pero el estallido social los decidió a quedarse en la Argentina.
En Londres, fue la acompañante del Presidente en la cumbre de gobiernos progresistas. Fue su sherpa, definición que los organizadores tomaron de la voz nepalesa que guía a los escaladores del Himalaya, y su discurso mereció, además del aplauso de los trece jefes de Estado, una especial felicitación del canciller alemán, Gerhard Schršder.

Contra la pobreza

En la cumbre, la senadora habló y pidió que se incluyera en el documento final a la exclusión social y a la pobreza extrema, a las que comparó con el genocidio, como argumento para que las Naciones Unidas puedan intervenir en un país.
El resto del tiempo en Gran Bretaña se replegó y dejó el protagonismo para su esposo, que estuvo dos veces reunido con Tony Blair. Ninguna mujer de otro de los jefes de Estado fue sherpa de su marido.
En Francia, tuvo un papel de acompañamiento en la Maison de L´Amerique latine, donde el matrimonio gobernante recibió el cariño de casi medio millar de argentinos. Cristina habló con quienes la requirieron y, a la par de su marido, se mostró espléndida, sobria y con look moderno acorde con la ocasión a la hora de vestir.
Tuvo también su agenda. Sobre todo en París. Se encontró a solas con Simone Veil, una reconocida y varias veces condecorada doctora en leyes, que integra la corte constitucional francesa. Es de derecha, estuvo en el campo de concentración nazi de Auschwitz y fue la principal impulsora en Francia de la ley del aborto.
Comió con la esposa del primer ministro Jean Pierre Raffarin en la sala de música del Palacio Matignon mientras ambos maridos hablaban de política en un salón contiguo. Y acompañó a Kirchner (como lo llama en público) en la recepción con el secretario general del Partido Socialista francés, Francois Hollande.
Siempre, y a pesar de lo ajustado de la agenda, el matrimonio Kirchner buscó la manera de tomar un café o tener una comida a solas.
En Madrid hubo poco tiempo para desdoblar agendas. En el almuerzo que los reyes de España brindaron a la comitiva argentina Cristina de Kirchner volvió a mostrar su aire mundano.
Mientras Juan Carlos I de Borbón se mostró deslumbrado por su belleza, tanto que en dos oportunidades se lo dijo al presidente argentino, la reina Sofía la tuteó desde el saludo. Ana Botella, la esposa de Aznar, que compartió la mesa en el Palacio de la Zarzuela, pidió sacarse una foto con Cristina. En el avión de regreso, el papel de la primera dama también se analizó como un éxito de la gira. .
Alejandro Di Lázzaro 
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El choque español dejó heridas

No fue buena la repercusión del cruce de reclamos entre Kirchner y los empresarios
El diario El País aseguró que el gesto presidencial "no sirve para abrir nuevos horizontes"
El canciller Bielsa y su par española, Palacio, buscaron bajarle el tono a la controversia
Por   | LA NACION
MADRID.- Un día después del duro cruce de reclamos entre el presidente Néstor Kirchner y empresarios españoles que exigen aumentos de tarifas y compensaciones -que aquí fue rebautizado sintéticamente como "el episodio", a secas- se advirtió un esfuerzo por morigerar discursos.
Pero antes de que ese giro se manifestara, España tomó nota de la dura respuesta presidencial a los inversores españoles con titulares de primera página y menciones editoriales en varios diarios. "Kirchner acusó a los empresarios de aprovecharse de la Argentina", señaló el influyente El País con un título que compitió como el principal del día.
"Lo que hizo no sirve para abrir nuevos horizontes", criticó su editorial, mientras que el relato del incidente -del que LA NACION informó en su edición de ayer- asoció los dichos del Presidente con los del "argentino típico que todos conocemos", según el juicio que atribuyó a un testigo español del encuentro, que no identificó.
El diario que pertenece al empresario Jesús Polanco -quien participó en el encuentro y escuchó a Kirchner- fue uno de los más severos al evaluar su actitud. Otros fueron más suaves y, si bien censuraron el tono presidencial, deslizaron elogios para su gestión de 55 días y celebraron la confianza que cosechó en el gobierno español.
Pero tanto en la administración de José María Aznar como en el entorno de los mismos hombres que se enojaron se advirtió ayer un esfuerzo por morigerar el tono y por diferenciar "la esgrima política de la negociación técnica" del aumento tarifario y compensaciones que exigen, según expresiones recogidas por LA NACION.
La diplomacia argentina también buscó distender. "No hay ninguna visión política ni tomada ni conversada que se oriente a propiciar la transferencia de la propiedad de las empresas a manos diferentes de quienes hoy las tienen. No queremos eso sino todo lo contrario", dijo públicamente el canciller Rafael Bielsa. Semejante aclaración revela en sí misma la temperatura que alcanzó la cuestión.
Su par Ana Palacio se sumó al esfuerzo por serenar. "Yo me congratulo por lo que el gobierno del presidente Kirchner plantea en el sentido de buscar acuerdos equitativos y razonables dentro de un esquema que garantice la seguridad jurídica".
-¿Significa eso que coincide con el gobierno argentino en que los acuerdos actuales con las empresas españolas no son razonables? , le preguntó LA NACION.
-El gobierno español no es juez ni tribunal para responder eso, pero sí apoya a Kirchner en su planteamiento político de buscar la seguridad jurídica, de acuerdo con los principios y valores que España y el resto de la comunidad internacional comparten -dijo la diplomática.
En realidad, tanto Palacio como Bielsa comparecieron en conferencia tras el encuentro en que repasaron la relación bilateral, pero la primera pregunta y buena parte de las que le siguieron exploraron la eventual consecuencia del desplante de Kirchner a los segundos inversores externos de la Argentina.

"Negociación razonable"

El canciller aprovechó para especificar "la política de fondo" de Kirchner, sin entrar a analizar "la interpretación" -dijo- a que pueda ser sometida. Así, reseñó: "Los contratos se realizaron en una realidad macroeconómica en mi país que cambió sustancialmente. Su renegociación pretende aplicar estándares internacionales que consideren la inversión comprometida, la realizada, la seguridad en la prestación de servicios y su calidad".
Aclaró que "estará en manos de las empresas ver lo que hacen con sus activos. Queremos un marco legal que permita una negociación razonable".
Eso fue un poco antes del momento en que, de regreso en el país, Kirchner se convirtió en primer presidente en cosechar aplausos en un acto recordatorio del atentado terrorista de la AMIA. Y casi al mismo tiempo en que, en esta capital, los empresarios intentaban bajar a tierra el barrilete.
"Una cosa es la política y otra muy distinta la negociación técnica. Nuestro objetivo se mantiene allí", se escuchó en medios cercanos a la banca privada española. Sus representantes fueron de los más activos en el encuentro de la discordia, con un perfil más alto que el de las empresas de servicios con inversiones en la Argentina.
"Fue un poco más de lo que esperábamos, pero más o menos en la línea de lo previsible", se les escuchó también. Otros hablaron de contactos "más serenos" con el ministro de Economía, Roberto Lavagna, en medio de apelaciones a la vocación de largo plazo y el carácter estratégico de sus inversiones.
Sin iras ni deseos de dar vueltas sobre lo ocurrido. Pero, al parecer, no por eso menos firmes en la cuestión de fondo. Tal vez sea cierto aquello de que las iras suelen ser flor de un día entre quienes, al menos por ahora, están condenados a entenderse.

Qué dijo la prensa

Diario El País

  • "Saldar las cuentas políticas no bastará para resolver los graves problemas económicos y financieros de la Argentina (...). El ejecutivo argentino debe percatarse de que no son sólo los ciudadanos argentinos los que han dado una última oportunidad a la actual clase política. La comunidad de negocios observa atentamente sus primeras actuaciones... (lo ocurrido) puede tener efectos secundarios."

Diario El Mundo

  • "Kirchner necesita algo más que tibia simpatía en los foros internacionales. Y si se lo puede felicitar por haber obtenido el respaldo de Aznar, no salió bien parado de su encuentro con los directivos de las principales empresas españolas con intereses en la Argentina (...) este patinazo en Madrid es un fracaso en toda regla."

Diario Cinco Días

  • "El clima actual entre Buenos Aires y Madrid dista notablemente de la luna de miel que parecen vivir Madrid y el Brasil de Lula."

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