“Algunas
actitudes de Argentina fueron totalmente perturbadoras"
Diario “Clarín” Buenos Aires, 17
de mayo de 2015.
ENTREVISTA. Celso Amorím, ex canciller de Brasil con Lula
da Silva
Dice que eso sucedía en el primer año y medio de gobierno
de Kirchner. Pero que luego la relación fue
mejorando
- ELEONORA GOSMAN. Corresponsal en San Pablo
La Argentina es una sombra difícil de apartar
para Celso Amorim. Este diplomático, que fue canciller durante los ocho años de
gobierno del ex presidente Lula da Silva, lo evidenció en una entrevista con
esta corresponsal y la editora de Clarín en Portugués Marcia Carmo, en su
residencia de Copacabana. Fue a propósito de su último libro: “Teherán, Ramala
y Doha. Memorias de la política externa brasileña activa y altiva”, lanzado en
Brasil en marzo último. Al estilo de un “diario de viaje”, aborda aristas poco
conocidas de las negociaciones nucleares con Irán, en la que participaron
Brasil y Turquía a instancias de EE.UU. entre 2009 y 2010. Se extiende sobre
sus relaciones con Oriente Medio y discusiones alrededor del Estado Palestino.
Y no logra evitar sucesivas referencias al ex presidente Néstor Kirchner y a
algunos de sus funcionarios.
“A pesar del esfuerzo que
hacíamos para acomodar intereses de nuestros vecinos, y que nos deparaba muchas
críticas de la prensa y de los empresarios, además de embates con colegas del
ministerio, algunas actitudes tomadas en el primer año y medio de gobierno de
(Néstor) Kirchner fueron totalmente perturbadoras”, relató.
De acuerdo con el ex
ministro brasileño, “describirlas, y todavía más explicarlas, sería una tarea
para un capítulo especial”. Amorin no resistió sin embargo la tentación de
dejar registradas en su libro sus interpretaciones. Lo hizo recogiendo sus
propias anotaciones de la época (2003-2005). En ellas consignaba: “Momentos difíciles
(se avecinan) en la relación con Argentina. Además de sucesivas expresiones
contrarias a Brasil en la cuestión de la reforma del Consejo de Seguridad (que
debería integrar este país como miembro permanente), hay una absurda referencia
a la inestabilidad regional … La cuestión es ¿qué hacer? ... Si la raíz de todo
fueran celos … quien sabe (se resolvería) si el nuevo Papa fuera argentino.
Pero eso está en manos del Espíritu Santo”.
-¿La suya fue una
premonición?
-En parte. Estas
reflexiones son de 2005, cuando acababa de morir Juan Pablo II y se estaba en
el proceso de elección del nuevo Papa; de modo que era lógico pensar en la
posibilidad de un pontífice argentino. Con el tiempo, los recelos
desaparecieron, aun cuando se mantenían en temas como el conflicto de las
papeleras con Uruguay, donde Argentina no quería que Brasil interviniera.
También la Unasur fue vista al principio, como un proyecto apenas brasileño y
no del Mercosur. Hacia 2007, la relación con Argentina mejoró: se volvió muy
positiva.
-Algunos afirman que
Argentina es un obstáculo para acuerdos con la Unión Europea o con EE.UU. y
reclaman flexibilizar el Mercosur.
-Quienes afirman eso no
perciben que no se trata exclusivamente de un acuerdo económico. Es también
político. Una de las causas del Mercosur es precisamente la paz, algo bien
concreto. No es un detalle que se hayan depuesto las rivalidades entre nuestros
países. Además, en términos comerciales hubo en el Mercosur un aumento promedio
anual de 12%, mientras que el comercio internacional creció en media 5% al año.
Por último: sin Mercosur no tendríamos Unasur, y sin Unasur no habría Celac.
-El presidente uruguayo
Tabaré Vázquez insistirá en esa flexibilización, como lo hizo en 2005.
-El riesgo es que ahora esa
posición puede tener eco en Brasil. Es posible que los industriales brasileños
estén más interesados que antes en esa flexibilización.
-¿Cómo ve la crisis en
Venezuela?
-Creo que en esa cuestión
no hay soluciones impuestas. Brasil se esforzó, junto con el grupo de amigos,
por crear un ambiente de diálogo entre las partes y de respeto a la
Constitución venezolana. El camino ahora pasa por las próximas elecciones
parlamentarias: hay que trabajar para que ocurran, y admitan observadores
internacionales.
-Venezuela siempre fue un tema
sensible para Brasil, por su vecindad. ¿Esto podría inducir a EE.UU. a ser más
cuidadoso?
-Es una interpretación
posible. Me impresionó mucho, leyendo las justificativas de EE.UU. para rearmar
relaciones con Cuba, el grado de influencia que tuvo en esa decisión la postura
de América Latina y del Caribe. Esto demuestra que un país puede ser muy
poderoso, y nada menos que la primera potencia mundial, pero hay algo que se
llama “legitimidad” en política internacional. Eso es lo que ha estado en juego
en la política de Washington respecto de Latinoamérica.
-¿Cómo interpreta el
decreto de Obama que declaró a Venezuela una amenaza a EE.UU. justo antes de la
Cumbre de las Américas?
-A veces, la política
externa de las grandes potencias produce hechos de notable incompetencia.
Washington quería sancionar a Venezuela y para eso, por exigencia de la ley
estadounidense, precisaban declarar al país como una amenaza. Algo así como un
trámite burocrático, según dijeron. Pero todo el mundo sabe qué puede ocurrir
cuando un gobierno es declarado como amenaza. No es algo abstracto ni un
chiste. Debe ser tomado muy en serio.
-¿Qué ocurrirá con las
negociaciones con Cuba e Irán cuando termine la gestión de Obama?
--En estas políticas no hay vuelta atrás. Yo
solo espero que Brasil no pierda tiempo en Cuba. Nosotros queríamos ser el
primer socio, pero nos contentaremos con ser el segundo, detrás de EE. UU.
--Estados Unidos avanzó en
un acuerdo con Irán. ¿Fue sobre las bases de 2010?
--El acuerdo actual es mucho más amplio. Pero
en el de 2010 destaco dos cosas: uno, mostró que el acuerdo era posible. Era
posible negociar con Irán y no porque el gobierno actual sea más liberal.
Amhadinejad era pragmático. Segundo elemento, aquel no era una troca, era un
gesto unilateral de uranio. En la época tenía, 2000 kilos de uranio: era para
hacer una bomba, que es un suicidio, no un arsenal. Ellos irían a entregar a
Turquía 1200 kilos. Ahora tienen 10.000 kilos, y da para fabricar 8 bombas. El
nuestro era un acuerdo de creación de confianza. Dicen que ahora tiene que
reducir a 300. Pero no se explican qué van a dar de baja, dónde los van a
poner. Ellos ahora piden la eliminación de sanciones. Nuestro punto de partida
para las negociaciones era mucho mejor. Ese acuerdo ofrecía una base mejor para
este acuerdo.
-Hubo alguna señal de Estados Unidos para
que Brasil avanzara en ese acuerdo de 2010?
--Una carta del presidente Obama al
presidente Lula. En esa carta precisa que serían lo que habíamos pactado. Y tenía
que Iran . Lula respondió la carta diciendo que Iran estaba flexible para
firmar. Recibo luego una comunicación de Hillary Clinton donde intentó
convencerme que no debía avanzar en ese acuerdo. En sus argumentos, ella
afirmaba que los iraníes tenían ya en ese momento mucho más uranio y que además
irían a comenzar el enriquecimiento al 20%. Le dije que esos puntos no estaban
en la carta de Obama.
fin
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