¿La sociedad civil en estado de sitio?
Ahorcar a la sociedad civil es asfixiar a la democracia.
Es
privarla del oxígeno de la alternancia de roles, de la diversidad de
actores, de la pluralidad de ideas, de la libertad de acción. Cooptar
organizaciones sociales desde la discrecionalidad de los subsidios a
cambio de obediencia debida, es apretar el cuello de la democracia en su
punto más débil.A diez años de gobierno, mantener vigentes las políticas impulsadas por Domingo Cavallo en relación a la restricción de beneficios fiscales de fomento de la filantropía y a la negación de marcos legales que faciliten la tarea de las organizaciones sociales, es ponerle la soga al cuello a la sustentabilidad y formalización de la sociedad civil.
Cuando se implementa desde Cancillería un relato que aleja a la Argentina del foco de la cooperación internacional y se diseñan políticas de aislamiento internacional que hacen que los organismos multilaterales no aprueben más donaciones para el país como sucede desde hace un año y medio, se secan los presupuestos de las organizaciones sociales y se le practica un submarino seco a la democracia.
Emplear los medios de comunicación estatales para difamar a las organizaciones con informes amañados, suspender de los registros públicos a entidades sociales sometiéndolas a la asfixia financiera, utilizar a policías para infiltrar agencias de noticias para obtener información sobre los movimientos sociales y atesorar datos de dirigentes sociales en bases de información con el objetivo de que Gendarmería Nacional monte un Proyecto X para hacerles la cruz, es ahogar a la democracia con la misma espina que el relato oficial se jacta de habernos quitado.
Esta situación demuestra que no se necesita implementar el estado de sitio para sitiar a la sociedad civil.
*Secretario de la Confederación de la Sociedad CIvil
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