Cristina y sus notables giros discursivos para preservar el relato
Diario "Clarín". Buenos Aires, 3 de mayo de 2015.
La ex diputada y senadora Vilma Ibarra contrasta en su flamante libro las posiciones de la Presidenta con las que mantenía antes de llegar al Poder Ejecutivo.
"La supervivencia del
relato es un objetivo central para Cristina. Ella cree que de ello
depende el lugar que ocupará en la historia y también la posibilidad de
conservar importantes cuotas de poder para condicionar a futuros
gobiernos. Necesita que pueda sobrevivir un espacio político relevante
en el escenario nacional que la siga teniendo como referente. Por eso,
su esfuerzo hasta el final del mandato estará destinado a salvar el
relato".
Esta es una de las conclusiones a las que arriba Vilma
Ibarra (senadora 2001-2007; diputada 2007-2011) en su libro "Cristina
versus Cristina. El ocaso del relato", de editorial Planeta.Se trata de 376 páginas en las cuales se desmenuza los discursos y las intervenciones de Cristina Fernández en su largo recorrido político, desde el Congreso hasta la Casa Rosada. Un trabajo que insumió a la autora mas de dos años y medio y recopila alrededor de 500 citas, que contrasta con la realidad y con palabras posteriores.
El libro apunta, sin dudas, a desnudar el relato pero esboza, a la vez, un retrato de la hoy Presidenta. Ibarra muestra a Cristina como una mujer de coraje, luchadora, bastante inescrupulosa, con un enorme desapego a la verdad y dispuesta a reescribir hacia atrás todo lo que necesite reescribir, cuya principal obsesión es conquistar, consolidar y retener poder.
Siempre es posible descubrir un anverso y un reverso en el comportamiento presidencial.A continuación se reproducen principales tramos del libro.
En 1996 ante el escándalo por el tráfico de armas a Croacia y Ecuador, Cristina expuso en el Senado sobre la difícil situación del entonces ministro de Defensa, Oscar Camilión, a quien la reclamaba la renuncia. "Es recurrente la afirmación del ministro en el sentido de que hasta tanto no tenga fin la investigación parece que no pudieran determinarse responsables, con lo cual esto conduciría a una curiosa lógica: que los ministros en este país o se van presos o no se van de ninguna manera". La autora recuerda, como contraposición, entre tantas, la permanencia de Amado Boudou como vicepresidente, con dos procesamientos firmes y al borde de un juicio oral.
En 1994 defendió enfáticamente el pacto de Olivos firmado por Carlos Menem y Raúl Alfonsín. "Se levanta fundamentalmente la conceptualización del acuerdo político no con connotaciones de pacto espurio sino como un acuerdo entre partidos mayoritarios para abordar una situación política e institucional". Sin embargo -apunta Ibarra- Cristina hizo un giro en su campaña para ser senadora por Buenos Aires en el 2005. Habló de "pactos de perpetuación en el sillón de Rivadavia no para seguir haciendo cosas sino para seguir con el latrocinio". Ya consagrada tuvo un fuerte intercambio sobre el Pacto con el senador radical Ernesto Sanz. "La intención (del Pacto) no fue atenuar el hiperpresidencialismo. Fue ver como se distribuía el poder en la Argentina", viró.
En 2013 Cristina propuso una reforma judicial que promovía la elección de los jueces por mayoría simple y no por los dos tercios establecidos en la reforma constitucional de 1994, de la cual había formado parte. En el 2005, cuenta Ibarra en el libro, la mirada de la ahora mandataria estaba fijada en las antípodas. Al hablar en la Comisión de Asuntos Constitucionales del Senado, destacó la necesidad de "conservar las mayorías calificadas de las dos terceras partes para la selección y destitución de jueces en el Jurado de Enjuiciamiento con el objeto de evitar la conformación de mayorías fàciles en procedimientos tan importantes como la selección de magistrados".
La autora recoge declaraciones periodísticas de Cristina en 1999: "Es posible tener en la Argentina un discurso unívoco, esté uno en el llano o esté uno en el poder?. ¿O vamos a ser condenados eternamente a escuchar a los dirigentes con un discurso cuando son oposición y, de repente, cuando se convierten en oficialismo, con otro discurso?.
Un capítulo especial está dedicado a la relación de Cristina (también de Néstor Kirchner) con los medios de comunicación. El ciclo conflictivo, desde el 2008, es bien conocido. Ibarra refresca la que llama "La etapa de las mieles". Cuando por ejemplo, en el 2003, en el Senado, al impulsar una investigación contra Luis Barrionuevo, pretendió incorporar en el expediente un testimonio periodístico porque consideró que "son instrumentos claros, concretos y objetivos que no han sido producidos por ninguno de los sectores involucrados".
Un capítulo también revelador está referido a YPF, su estatización y sus vaivenes. La historia reciente permanece fresca. La autora bucea en los tiempos de la privatización, en la época de Carlos Menem. Menciona el proyecto elaborado en ese sentido por Cristina en septiembre de 1992 cuyo texto fue informado por el actual titular de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), Oscar Parrilli. Se subrayó que la ley de privatización "va a oxigenar a nuestro gobierno y va a representar una bocanada de aire puro que fortalecerá al presidente Menem". Ibarra señala que "la web esta repleta de documentos gráficos y registros orales que ratifican la militancia activa y el compromiso de Néstor y Cristina con esa privatización.
El capitulo de cierre del libro refiere al caso AMIA, la muerte de Nisman y las relaciones del poder con la ex SIDE. La autora recuerda como Cristina en el juicio oral por la conexión local del atentado (2003) dijo que siempre había sospechado que "desde lo mas alto del poder" no se había trabajado para esclarecer el atentado y sostuvo que temía que la llamada pista siria "llegara hasta la primera Magistratura de la República", en alusión a Menem. Remarcó que "la SIDE dependía del Presidente, asi que no había que ser demasiado fantasioso para explicarse por qué no se avanzaba en esa pista". Este razonamiento es diametralmente opuesto -apunta Ibarra-al que utilizó cuando acusó a los servicios de inteligencia, que ella había desplazado de la ex SIDE (entre ellos Jaime Stiuso) un mes antes, de estar "detrás" de la muerte del fiscal. Cristina vio a Menem como responsab
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