El repetido juego de usar el Poder Legislativo para cercar al Judicial
Diario "Clarín". Buenos Aires, 11 de mayo de 2015.
La ofensiva sobre el juez Fayt en la Comisión de Juicio PolíticoLa obsesión por el control de los jueces incluyó decenas de leyes y otras medidas impulsadas por Cristina.
El Parlamento tomó un
rol central en el mundo a partir de la Edad Media con el fin de
limitar el absolutismo de los monarcas. A la inversa, la parábola que
intenta Cristina Kirchner –forjada en las tertulias parlamentarias– es
utilizarlo para obtener el poder más absoluto que el sistema
republicano le permite a un Presidente: aprovechar el dominio del Poder
Legislativo para controlar al Judicial.
De otro modo sería
difícil explicar la artillería pesada y constante que dispara Cristina
hacia la Justicia desde antes aún de asumir como primera mandataria.
Como senadora y primera dama había logrado imponer en 2006 una reforma
del Consejo de la Magistratura que aumentó la influencia del Gobierno en
la selección y sanción de los jueces. Pero no le alcanzó. Ya desde el
sillón de Rivadavia promovió casi una docena de proyectos de ley y
otras tantas disposiciones que apuntaron a cercar a la Justicia, al
punto que algunos opositores se animan a fantasear ahora que la
renovación de la Corte dispuesta por Néstor Kirchner pudo haber sido un
paraguas para ir por el control del resto de los estamentos.La ofensiva sobre el decano del Máximo Tribunal, Carlos Fayt, a través de la Comisión de Juicio Político, fue la semana pasada el último de los eslabones de esa cadena. En simultáneo, una bicameral avanza en la implementación del nuevo Código Procesal Penal que le otorga más poder a Alejandra Gils Carbó, la procuradora K bendecida en su momento por los dos tercios del Senado. Fue cuando la oposición cayó en la trampa de creer que le había puesto freno al avance kirchnerista con el veto al impresentable Daniel Reposo.
El mandato indefinido de Gils Carbó y su potestad para manejar fiscales que pasarán a ser ejes de las investigaciones judiciales muestra el espíritu kirchnerista de mantener su influencia aún cuando deje el Gobierno, en diciembre.
Por otro lado, la ley de subrogancias de 2008 abrió paso a sucesivos nombramiento de conjueces afines a la Rosada. El freno que semanas atrás le puso la Corte a la lista aprobada para ese tribunal difícilmente neutralice las avanzadas por otros costados. Así ocurrió cuando se declaró “inconstitucional” la elección popular de los consejeros de la Magistratura, viga maestra de la pretendida “democratización de la Justicia”, que incluyó límites a las cautelares y fijó reglas para la carrera judicial.
A ese listado de proyectos hay que sumar la publicidad obligatoria de las declaraciones juradas, a las que siempre los jueces fueron remisos, y elección discrecional de los candidatos a jueces por parte de la Presidenta, salteando a los menos dóciles a sus dictados pese a estar en ocasiones mejor ubicados en las ternas ofrecidas. Mientras la apretada mayoría oficialista atribuya su ofensiva a un intento de “democratizar” la Justicia y la oposición alegue que todo apunta a “colonizarla”, persistirá el diálogo de sordos. Y serán imposibles los consensos para los que fue creada la institución parlamentaria.
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