Diario "La Nación". Buenos Aires, viernes 25 de mayo de 2001
Negociaciones con los Estados Unidos y con Brasil
En busca de un equilibrio comercial
Contra lo que insinúa la pirotecnia verbal del ministro de Economía,
Domingo Cavallo, el gobierno argentino comenzó ya una negociación a dos
puntas, con los Estados Unidos y con Brasil, para buscar un acuerdo de
libre comercio que incluya al Mercosur, más allá -o al margen- del ALCA,
el proyecto de integración americana patrocinado por Washington.
Incluso, el presidente Fernando de la Rúa envió a su canciller,
Adalberto Rodríguez Giavarini, para que suavizara de manera inmediata la
relación con Brasil, tensada por las últimas declaraciones y actitudes
de Cavallo; el canciller irá en visita oficial a Brasilia a mediados del
próximo mes.
En rigor, la manera de emprender una negociación con los Estados Unidos estuvo en los últimos tiempos en el debate interno -y secreto- del gobierno argentino. Se perfilaron claramente dos posiciones, aunque ninguna de ellas contempló nunca tratativas directas con Washington que ignoraran a Brasil.
Una de las conquistas políticas e intelectuales más importantes del canciller en las últimas semanas fue, precisamente, la de instalar en el oficialismo la idea de que una "traición" a Brasil resultaría muy cara para la credibilidad del gobierno argentino en el resto del mundo, y que, además, dejaría sin destino a la inmensa mayoría de las exportaciones industriales nacionales. Brasil compra entre el 70 y el 80 por ciento de las exportaciones industriales argentinas.
Una decisión de peso
Por otro lado, el embajador argentino ante la Casa Blanca, Guillermo González, recibió en Washington, hace unos dos meses, un mensaje sugerente: "La Argentina debe elegir qué quiere hacer. Podría seguir sola en el mundo, podría continuar vinculada al Mercosur o podría encarar una negociación directa con los Estados Unidos. Todas las posibilidades están sobre la mesa", le dijeron funcionarios de primer nivel del Departamento de Estado.Las dos líneas que se debatieron en Buenos Aires estuvieron empujadas, debe reconocerse, por la crisis de confianza externa de la Argentina y por la pertinacia de la recesión económica. Una de ellas proponía que el país negociara con los Estados Unidos de manera directa un acuerdo de libre comercio, aunque esta negociación debería ser conocida y aprobada previamente, mediante tratos reservados, por Brasil.
En realidad, más que un tratado de libre comercio forzosamente lejano en el tiempo, lo que proponían los padrinos de aquella idea era un mensaje de fuerza política y de credibilidad hacia los mercados financieros.
La Cancillería calificó de "torpe" e "infantil" esa táctica y aseguró que pondría en riesgo una relación compleja y sustancial de la Argentina, como es la que la une a Brasil. Según acuerdos firmados en septiembre del año último, ningún país miembro del Mercosur podrá firmar pactos individuales con otros bloques regionales sin ser sometido a graves represalias económicas.
La otra línea es la que desarrolló la Cancillería y que consiste en darle nuevamente vida a la tesis del "cuatro más uno"; es decir, los cuatro países del Mercosur más los Estados Unidos. Este proyecto (que en principio colocaría al Mercosur al margen del proyecto del ALCA, aunque no indefinidamente) fue expuesto por primera vez durante la presidencia del padre del actual presidente norteamericano, George Bush, y tomado como propio por el entonces canciller Guido Di Tella.
Una parte importante de Itamaraty, sede de la diplomacia brasileña, está de acuerdo con explorar esa vía de negociación con los Estados Unidos, porque significará tratativas directas con Washington que no deberán pasar por los otros miembros del Nafta (Canadá y México) ni por los eventuales socios del ALCA. "Hay países del Caribe y de Centroamérica que no tienen nada que ver con las economías de la Argentina o de Brasil", explicó una fuente de Itamaraty que pidió el anonimato.
En ese punto (una negociación con Washington que eluda en principio a las otras naciones de América) hay una coincidencia implícita de sectores de la diplomacia brasileña con el propio Cavallo, que, en última instancia, está proponiendo lo mismo.
Subyace una diferencia sustancial aún entre la Argentina y Brasil y refiere a los tiempos. La Argentina está urgida por su actual ansiedad para salir de la crisis de la deuda externa y de la depresión económica. En cambio, Brasil mira la negociación con los Estados Unidos como una apuesta estratégica a largo plazo: "El Mercosur debe hacerse grande y fuerte para negociar en mejores condiciones con Washington", han explicado en Brasilia.
La dirigencia política brasileña cree también que los Estados Unidos tendrán poco para ofrecer durante algún tiempo en materia de acuerdos de libre comercio. Suele mostrar el ejemplo de Chile: "Chile ha trabajado durante ocho años para sentarse a negociar con Washington, es el país más pro norteamericano de todos nosotros y tiene una economía complementaria con los Estados Unidos. Sin embargo, está decepcionado de sus primeras negociaciones con los norteamericanos", argumentan.
Acuerdo EE.UU.-Mercosur
Diplomáticos de Brasil aceptaron que las recientes agresiones de Cavallo fueron sólo verbales y que ninguna de ellas se expresó en medidas concretas. Pero la paciencia y el silencio de Brasil tienen sus límites, dicen.El poder brasileño manifestó con gestos, varias veces en los tiempos recientes, su molestia por las cosas que dice un Cavallo beligerante, que acaba de endilgarle al principal socio de la Argentina el delito de robarle al país con sus devaluaciones. "Brasil no puede hacerse cargo del tipo de cambio argentino", replicaron del otro lado de la frontera, desnudando un problema mayúsculo: la integración económica es muy difícil entre dos países con sistemas de cambio distintos.
Lo cierto, de todos modos, es que el presidente Fernando Henrique Cardoso canceló una visita a Buenos Aires y luego le aclaró a De la Rúa que no estaba enojado con él sino con su ministro de Economía. Cardoso recibió luego con halagos y calidez al ex presidente Raúl Alfonsín, un permanente crítico de las posiciones antibrasileñas de Cavallo.
El ex canciller brasileño Luiz Felipe Lampreia, un duro que todavía expresa el pensamiento de buena parte de Itamaraty, acaba de publicar en Brasil un severo artículo contra Cavallo. Recordó que el ministro argentino viajó a Brasil no bien asumió su cargo (Lampreia era canciller). "Pidió tres cosas y le concedimos las tres cosas. Cuarenta y ocho horas después empezó a agredir a Brasil", contó.
De la Rúa aprobó la propuesta de Rodríguez Giavarini de intentar un proceso de negociación con Washington para alcanzar un acuerdo de libre comercio entre los Estados Unidos y el Mercosur, negociación que, obviamente, deberá encararse al lado de Brasil. Ambas conversaciones han comenzado ya.
Pero esas negociaciones embrionarias con Washington y con Brasilia necesitarían de una condición primera y elemental: que Cavallo calle. .
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