Diario "Clarín". Buenos Aires, 24 de diciembre de 2011.
El espionaje que terminó con la carrera del jefe de la Armada
SERVICIOS SECRETOS SIN CONTROL
Inteligencia
ilegal.Entre 2003 y 2006, la base naval de Trelew investigó a
dirigentes sociales, políticos y periodistas. Para la Justicia, era una
práctica “generalizada” en la Fuerza. El gobierno le soltó la mano a
Godoy.
El 24 de agosto
de 2005, desde la “casita” de espías de la base naval de Trelew,
Chubut, salió el siguiente mensaje bajo el título de confidencial y
secreto:
"…el secretario general de ATE Chubut Omar Navarro, ex militante de la Juventud Revolucionaria Peronista, estaría programando un acto para el día 22 de agosto en la ciudad de Rawson donde existen dos desaparecidos y habría solicitado a los estudiantes que asistan al mismo.”
El mensaje de la Dirección de Inteligencia de la Base Almirante Zar de Trelew estaba dirigido al Comando de Operaciones Navales y a la Dirección de Inteligencia Naval, dos organismos con sede en el Edificio Libertad, en el centro porteño, y dependientes directamente del jefe de la Marina, Almirante Godoy, y del subjefe, Benito Rótolo.
Podría tratarse de una anécdota, un caso aislado, como intentó hacer creer la Marina desde que se hizo público el caso. Pero en realidad se trató de uno de cientos o miles de envíos y partes de inteligencia que se estuvieron gestando en esa y otras bases navales al menos hasta mediados de 2006. Son la prueba del espionaje interno, y por lo tanto ilegal, que desplegó la Marina durante la primera etapa del gobierno de Néstor Kirchner y que recién esta semana le costó el puesto a Godoy, pasado a retiro el miércoles pasado. Rótolo, su segundo, ya se había retirado en enero.
La ley de Inteligencia (25.520), sancionada en 2001, prohíbe expresamente a las Fuerzas Armadas hacer inteligencia interna de cualquier tipo. Sus funciones se deben limitar a análisis de información militar de otros países y otras tareas de análisis específico que no vulneran los derechos privados de ningún argentino (ver ¿Qué hacen…). A pesar de eso, tanto la Marina como las otras Fuerzas Armadas cuentan con importantes presupuestos (unos 100 millones de pesos anuales por fuerza para 2011) y personal desconocido para los extraños a la Fuerza. Siempre fue un enigma saber qué hacían. Parte de la respuesta se encuentra en una extensa y profunda resolución, de 549 páginas, con la que el juez federal Daniel Rafecas decidió procesar a Godoy y a Rótolo por mal desempeño de sus funciones. Clarín accedió a ese fallo, una verdadera radiografía del espionaje naval.
Dice el fallo que la inteligencia ilegal de los marinos fue “habitual”, “una práctica generalizada a toda la fuerza” y “prolongada en el tiempo”, durante muchos años. En la base de Trelew se encontraron pruebas sobre espionaje a vecinos desde 1999. Quizá se hayan terminado.
El período analizado se inicia a mediados de 2003, cuando Godoy se hizo cargo de la Marina a pedido de Kirchner. En Chubut la justicia federal ya procesó a otros 14 marinos (ver El principal...), pero faltaba saber qué rol le tocaba al jefe, que ahora deberá esperar un juicio oral y público.
De la resolución se destaca que tanto Godoy como su segundo no podían ignorar el espionaje y no hicieron nada para evitarlo, cuando era su obligación impedirlo. Más aún, hay decenas de pedidos de informes de inteligencia enviados desde el Edificio Libertad -sede de la Marina- a las bases navales de todo el país. Uno de esos pedidos es del 14 de marzo de 2006, cuando el Comando de Operaciones Navales envió un parte “a las diversas secciones de inteligencias del sistema de inteligencia naval” para que “a partir del 14 de marzo” se mantuviera informada a la central de inteligencia sobre “eventos de todo tipo referidos al aniversario por el 24 de marzo”, recordatorio del golpe militar del 76.
Estos y cientos de intercambios entre espías fueron descubiertos en decenas de carpetas, durante un allanamiento realizado en 2006 a la base de Trelew. Fue a raíz de la denuncia de Carlos Alegre, un cabo del lugar que decidió revelar el delito que se estaba cometiendo de manera sistemática. El Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) patrocinó la demanda e impulsó la investigación, hasta el final.
¿En qué consistía la inteligencia de los navales? La base de Trelew se mostraba por cierto muy activa y especialmente preocupada por los avances de las causas por delitos de lesa humanidad. Una de ellas es la investigación que aún intenta esclarecer lo que se conoció como la “masacre de Trelew”, cuando la Marina fusiló a 16 presos de la cárcel local, el 22 de agosto de 1972.
Ese caso, de lógica sensibilidad para la Marina de otro tiempo, muestra que no todo el pasado se ha disipado. Los marinos seguían los movimientos de los familiares de los sobrevivientes y víctimas de la masacre, pero también de las organizaciones de Derechos humanos de allí y de todo el país. Entre las carpetas descubiertas por la Justicia, hay perfiles con fotos y datos privadísimos de funcionarios locales y algunos nacionales. Vaya paradoja, entre los funcionarios considerados objetivos de espionaje se encontraron José Pampuro y Nilda Garré, los dos ministros de Defensa del período investigado. En el caso de Garré, acaso por su pasado en el peronismo combativo, se gastaron dos carpetas repletas de antecedentes y hasta datos de sus hijos.
La investigación de Rafecas demostró, además, que lo que ocurría en Trelew era en realidad el botón de muestra del resto de las bases navales. “Es imposible considerar -escribe el juez- que la actividad de inteligencia prohibida descubierta haya sido realizada en forma aislada o excepcional porque la totalidad de la documentación da cuenta que ello formó parte del quehacer habitual del personal especializado en materia de inteligencia de la Fuerza, y que abarcó a la totalidad de las centrales y/o secciones de inteligencia de la Marina.”
De acuerdo a la prueba conseguida hasta ahora -el juicio sigue avanzando- las bases de Inteligencia de la Marina enviaban o envían sus informes a la Dirección de Inteligencia una vez por semana. ¿Qué tipos de informes? Se dividen en prolijas categorías, como políticas, sociales, de minorías.
En la base Trelew se encontraron muchísimos informes sobre periodistas y medios de prensa, a los que se describe según su posición editorial: El informador chubutense es considerado “amarillista, de orientación justicialista con claro ataque al gobierno provincial”; la revista Tela de Rayón es llamada “de orientación izquierdista”; la revista La Olla es simplemente “altamente crítica de la gestión municipal”. Algunos periodistas, como el local Luis Montalvo, es producto de varias observaciones, seguimientos personales, fotos.
Los espías de Trelew no sólo leían diarios y analizaban desde sus escritorios. Muchos de los partes revelan que se movían y hacían seguimientos. En sus partes semanales a la jefatura de la Marina, informan sobre la llegada de funcionarios y sobre piquetes de desocupados, pero también detallan charlas o talleres públicos. Es el caso del informe del 24 de agosto de 2005:
“Se informa que el viernes 19 de agosto, en la Universidad de la Patagonia San Juan Bosco, se realizó un debate sobre “Programas de memoria, Verdad y Justicia”, efectuándose un detalle acerca de quiénes fueron sus oradores y a dónde pertenecían, quién tuvo a su cargo la apertura del debate, cuál fue el relato más destacado, refiriendo que lo fue el de la Señora Alicia N. Lelchuk de Bonet, esposa de Rubén Pedro Bonet -integrante de los detenidos de la BAAZ”.
La utilidad de estos informes es, a la vista, inútil. Y fue justamente su bajo nivel de importancia uno de los argumentos esgrimidos por Godoy para intentar demostrar su inocencia. Algo así como ¿para qué vamos a querer esa información si no sirve para nada? El juez Rafecas entendió que si se destinaba tanto personal y fondos es porque para la Marina debía tener algún interés. Ahí está, por ejemplo, otra de las “carpetas” descubiertas, dedicada a las “Minorías extranjeras”, donde se describen los siguientes rubros: “cantidad aproximada de integrantes, porcentajes aproximados sobre la población nacional, porcentaje de minorías asentadas, tiempo de residencia, nivel cultural, personas de origen extranjero que cumplen tareas en la función pública, porcentaje de minorías que puedan sustentar ideologías izquierdistas radicalizadas...”
En realidad, como ocurre en casi todos los casos de espionaje, los objetivos no hablan tanto del perseguido -en este caso no hay nada para decir- sino del perseguidor. Son marinos, de la democracia, a la búsqueda de enemigos que no existen. Godoy ya fue retirado. Cinco años y medio más tarde.
"…el secretario general de ATE Chubut Omar Navarro, ex militante de la Juventud Revolucionaria Peronista, estaría programando un acto para el día 22 de agosto en la ciudad de Rawson donde existen dos desaparecidos y habría solicitado a los estudiantes que asistan al mismo.”
El mensaje de la Dirección de Inteligencia de la Base Almirante Zar de Trelew estaba dirigido al Comando de Operaciones Navales y a la Dirección de Inteligencia Naval, dos organismos con sede en el Edificio Libertad, en el centro porteño, y dependientes directamente del jefe de la Marina, Almirante Godoy, y del subjefe, Benito Rótolo.
Podría tratarse de una anécdota, un caso aislado, como intentó hacer creer la Marina desde que se hizo público el caso. Pero en realidad se trató de uno de cientos o miles de envíos y partes de inteligencia que se estuvieron gestando en esa y otras bases navales al menos hasta mediados de 2006. Son la prueba del espionaje interno, y por lo tanto ilegal, que desplegó la Marina durante la primera etapa del gobierno de Néstor Kirchner y que recién esta semana le costó el puesto a Godoy, pasado a retiro el miércoles pasado. Rótolo, su segundo, ya se había retirado en enero.
La ley de Inteligencia (25.520), sancionada en 2001, prohíbe expresamente a las Fuerzas Armadas hacer inteligencia interna de cualquier tipo. Sus funciones se deben limitar a análisis de información militar de otros países y otras tareas de análisis específico que no vulneran los derechos privados de ningún argentino (ver ¿Qué hacen…). A pesar de eso, tanto la Marina como las otras Fuerzas Armadas cuentan con importantes presupuestos (unos 100 millones de pesos anuales por fuerza para 2011) y personal desconocido para los extraños a la Fuerza. Siempre fue un enigma saber qué hacían. Parte de la respuesta se encuentra en una extensa y profunda resolución, de 549 páginas, con la que el juez federal Daniel Rafecas decidió procesar a Godoy y a Rótolo por mal desempeño de sus funciones. Clarín accedió a ese fallo, una verdadera radiografía del espionaje naval.
Dice el fallo que la inteligencia ilegal de los marinos fue “habitual”, “una práctica generalizada a toda la fuerza” y “prolongada en el tiempo”, durante muchos años. En la base de Trelew se encontraron pruebas sobre espionaje a vecinos desde 1999. Quizá se hayan terminado.
El período analizado se inicia a mediados de 2003, cuando Godoy se hizo cargo de la Marina a pedido de Kirchner. En Chubut la justicia federal ya procesó a otros 14 marinos (ver El principal...), pero faltaba saber qué rol le tocaba al jefe, que ahora deberá esperar un juicio oral y público.
De la resolución se destaca que tanto Godoy como su segundo no podían ignorar el espionaje y no hicieron nada para evitarlo, cuando era su obligación impedirlo. Más aún, hay decenas de pedidos de informes de inteligencia enviados desde el Edificio Libertad -sede de la Marina- a las bases navales de todo el país. Uno de esos pedidos es del 14 de marzo de 2006, cuando el Comando de Operaciones Navales envió un parte “a las diversas secciones de inteligencias del sistema de inteligencia naval” para que “a partir del 14 de marzo” se mantuviera informada a la central de inteligencia sobre “eventos de todo tipo referidos al aniversario por el 24 de marzo”, recordatorio del golpe militar del 76.
Estos y cientos de intercambios entre espías fueron descubiertos en decenas de carpetas, durante un allanamiento realizado en 2006 a la base de Trelew. Fue a raíz de la denuncia de Carlos Alegre, un cabo del lugar que decidió revelar el delito que se estaba cometiendo de manera sistemática. El Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) patrocinó la demanda e impulsó la investigación, hasta el final.
¿En qué consistía la inteligencia de los navales? La base de Trelew se mostraba por cierto muy activa y especialmente preocupada por los avances de las causas por delitos de lesa humanidad. Una de ellas es la investigación que aún intenta esclarecer lo que se conoció como la “masacre de Trelew”, cuando la Marina fusiló a 16 presos de la cárcel local, el 22 de agosto de 1972.
Ese caso, de lógica sensibilidad para la Marina de otro tiempo, muestra que no todo el pasado se ha disipado. Los marinos seguían los movimientos de los familiares de los sobrevivientes y víctimas de la masacre, pero también de las organizaciones de Derechos humanos de allí y de todo el país. Entre las carpetas descubiertas por la Justicia, hay perfiles con fotos y datos privadísimos de funcionarios locales y algunos nacionales. Vaya paradoja, entre los funcionarios considerados objetivos de espionaje se encontraron José Pampuro y Nilda Garré, los dos ministros de Defensa del período investigado. En el caso de Garré, acaso por su pasado en el peronismo combativo, se gastaron dos carpetas repletas de antecedentes y hasta datos de sus hijos.
La investigación de Rafecas demostró, además, que lo que ocurría en Trelew era en realidad el botón de muestra del resto de las bases navales. “Es imposible considerar -escribe el juez- que la actividad de inteligencia prohibida descubierta haya sido realizada en forma aislada o excepcional porque la totalidad de la documentación da cuenta que ello formó parte del quehacer habitual del personal especializado en materia de inteligencia de la Fuerza, y que abarcó a la totalidad de las centrales y/o secciones de inteligencia de la Marina.”
De acuerdo a la prueba conseguida hasta ahora -el juicio sigue avanzando- las bases de Inteligencia de la Marina enviaban o envían sus informes a la Dirección de Inteligencia una vez por semana. ¿Qué tipos de informes? Se dividen en prolijas categorías, como políticas, sociales, de minorías.
En la base Trelew se encontraron muchísimos informes sobre periodistas y medios de prensa, a los que se describe según su posición editorial: El informador chubutense es considerado “amarillista, de orientación justicialista con claro ataque al gobierno provincial”; la revista Tela de Rayón es llamada “de orientación izquierdista”; la revista La Olla es simplemente “altamente crítica de la gestión municipal”. Algunos periodistas, como el local Luis Montalvo, es producto de varias observaciones, seguimientos personales, fotos.
Los espías de Trelew no sólo leían diarios y analizaban desde sus escritorios. Muchos de los partes revelan que se movían y hacían seguimientos. En sus partes semanales a la jefatura de la Marina, informan sobre la llegada de funcionarios y sobre piquetes de desocupados, pero también detallan charlas o talleres públicos. Es el caso del informe del 24 de agosto de 2005:
“Se informa que el viernes 19 de agosto, en la Universidad de la Patagonia San Juan Bosco, se realizó un debate sobre “Programas de memoria, Verdad y Justicia”, efectuándose un detalle acerca de quiénes fueron sus oradores y a dónde pertenecían, quién tuvo a su cargo la apertura del debate, cuál fue el relato más destacado, refiriendo que lo fue el de la Señora Alicia N. Lelchuk de Bonet, esposa de Rubén Pedro Bonet -integrante de los detenidos de la BAAZ”.
La utilidad de estos informes es, a la vista, inútil. Y fue justamente su bajo nivel de importancia uno de los argumentos esgrimidos por Godoy para intentar demostrar su inocencia. Algo así como ¿para qué vamos a querer esa información si no sirve para nada? El juez Rafecas entendió que si se destinaba tanto personal y fondos es porque para la Marina debía tener algún interés. Ahí está, por ejemplo, otra de las “carpetas” descubiertas, dedicada a las “Minorías extranjeras”, donde se describen los siguientes rubros: “cantidad aproximada de integrantes, porcentajes aproximados sobre la población nacional, porcentaje de minorías asentadas, tiempo de residencia, nivel cultural, personas de origen extranjero que cumplen tareas en la función pública, porcentaje de minorías que puedan sustentar ideologías izquierdistas radicalizadas...”
En realidad, como ocurre en casi todos los casos de espionaje, los objetivos no hablan tanto del perseguido -en este caso no hay nada para decir- sino del perseguidor. Son marinos, de la democracia, a la búsqueda de enemigos que no existen. Godoy ya fue retirado. Cinco años y medio más tarde.
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